Como ser hijo espiritual de San Pío de Pietrelcina
Gerardo Ferrara - Expertos - ETWN

¡El Padre Pío es un Santo maravilloso! En vida hizo muchos milagros y ahora, desde el cielo, muchos más. Tal y como prometió.

A continuación pondremos un pequeño resumen del Padre Pío y luego la oración y los requisitos para hacerse hijo espiritual suyo.

  • Padre Pío era Franciscano capuchino y muy muy devoto de nuestra Madre.
  • Padre Pío, es el único sacerdote de la historia con los estigmas de Cristo. Tenía muchos dones: don de profecía, bilocación, sanación, clarividencia (conocer todo de quien confesaba o tenía delante)
  • Hay libros y documentales que cuentan las maravillas que hizo en vida.
  • Se conocen muchísimos testimonios de milagros, conversiones y curaciones mientras vivía. Pero avisó de que haría mucho más ruido muerto que vivo. Y así está ocurriendo…
  • Al pequeño pueblo italiano donde vivió, San Giovanni Rotondo, van unos 7 millones de peregrinos al año.
  • Hace muchos años le visitó un jovencísimo y desconocido sacerdote polaco, un tal Carol Wojtyla, y le dijo que llegaría a ser Papa.
  • Gracias al don de la bilocación, y sin salir de su monasterio, estuvo en muchos lugares de todo el mundo.
  • Hay testimonios de soldados en la Segunda Guerra Mundial a los que salvó la vida sin que ellos supieran en ese momento quién era. Luego, por casualidad, veían una estampa suya y le reconocían. Muchos de ellos fueron después de visitarles a su convento, de donde no salió prácticamente nunca, para darle las gracias. Algunos se hicieron monjes.
  • Curó por muchos países y lugares a gente que no le conocían, por ejemplo, en Nueva York. Se presentaba en la habitación del hospital y les salvaba la vida o les curaba.
  • Durante la guerra muchas mujeres iban a verle para preguntarle por la suerte de sus familiares y les decía donde estaban, como estaban, qué les había pasado y cuando iban a volver, como luego terminaba ocurriendo.
    Otros muchos, en cualquier parte del mundo, le rezaban para pedirle la curación de un familiar o resolver algún conflicto y Padre Pío hacía de las suyas y lo solucionaba.
    … y así cientos de testimonios que se conocen. Seguramente haya miles de testimonios desconocidos.

– Todo esto es un minúsculo resumen de las cosas que hizo en vida. Pero no es nada comparable con las que está haciendo desde el cielo, pues aseguró que ayudaría mucho más después de morir.

Queda la cosa más importante. Un regalo que nos dejó para nuestra protección y que está haciendo que miles de miles en todo el mundo, no sabemos si millones, le tengan devoción y se hagan hijos espirituales suyos.
Y es que el Padre Pío prometió quedarse a las puertas del paraíso intercediendo ¡¡¡ hasta que entrase el último de sus hijos espirituales !!!
¿Y sabes lo único que hay que hacer para declararse hijo espiritual del Padre Pío? Cumplir unos requisitos, que todos los católicos ya deberíamos cumplir, y rezar una sencilla oración una sola vez.
Los requisitos son sencillos, básicamente son; ser buen cristiano, ayudar a los demás, ir a misa (si puede ser, a diario), rezar el Rosario a diario, confesión frecuente (semanal sería lo mejor) y lectura espiritual diaria. No creemos que sean excluyentes, es decir, que si uno no hace todos no creemos que el Padre Pío no interceda por él/ella, es más, creemos que ayuda a que se acaben cumpliendo todos los requisitos.

¿Hace algún tiempo que no amas al Señor? ¿No lo amas ahora? ¿No anhelas amarlo para siempre? Por lo tanto, ¡NO TEMAS! Aún admitiendo que has cometido todos los pecados de este mundo, Jesús te repite: «Muchos pecados te son perdonados por que has amado mucho»
No te preocupes por las cosas que generan preocupación, desorden y ansiedad. Una sola cosa es necesaria: Elevar tu espíritu y amar a Dios.

Pensamientos San Pío de Pietrelcina.

¿Cómo ser hijo espiritual del Padre Pío hoy?

Fray Modestino de Pietrelcina, un hermano del convento, recibió del Padre Pío el encargo de dirigir a sus hijos espirituales. Fray Modestino le preguntó al Padre Pío: «Padre. Me gustaría asumir como sus hijos espirituales a todos aquellos que se comprometen a recitar todos los días un Rosario y celebrar una Santa Misa según sus intenciones de vez en cuando. ¿Puedo hacerlo o no?»

El Padre Pío contestó: 
«Y puedo renunciar a este gran beneficio? Haz lo que me pides y te ayudaré.» Y más adelante le diría: «Hijo mío, amplía tanto como puedas el número, por que se benefician más ellos mismos que Dios. Diles que les entrego todo mi corazón, siempre que sean perseverantes en la oración y el bien«

Una vez muerto el Padre Pío, Fray Modestino dijo posteriormente: «Todos aquellos que desde sus hogares se unan a la oración que el Padre prefería (el Santo Rosario) de nueve a nueve y media y, ocasionalmente, hagan una Santa Misa según las intenciones del Padre Pío, pueden convertirse en sus hijos espirituales. Lo aseguro bajo mi responsabilidad personal«

Según esto, con sólo rezar cada día el Rosario e ir a Misa con cierta frecuencia y ofrecerla por las intenciones del Padre Pío, basta para poder hacerse hijo espiritual del suyo.

A continuación, la oración, rezada con el corazón, para hacerse hijo espiritual del Padre Pío de Pietrelcina:

Querido Padre Pío, recordando tu promesa a Nuestro Padre Amado de velar por tus hijos espirituales: «Cuando muera pediré al Señor que me haga descansar en las puertas del Paraíso y no entraré hasta que no haya entrado el último de mis hijos espirituales», te pido me aceptes como tu hijo/a espiritual e intercedas por mis oraciones y necesidades ante el Trono del Altísimo por amor a su Unigénito Jesucristo. 
Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo, ahora y siempre, como era en el principio, por los siglos de los siglos, Amén.

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Patrones adictivos, para manipular la atención de los usuarios de redes y videojuegos
Gerardo Ferrara - Expertos - ETWN

Un reciente informe de la Agencia Española de Protección de Datos denuncia que la industria tecnológica está usando hasta 30 técnicas de neurociencia que tienen características «persuasivas dedicadas a manipular la atención de los usuarios”

El informe constata que las redes sociales, los videojuegos, las plataformas de vídeo, música y contenidos para adultos o las aplicaciones digitales tienen una naturaleza «adictiva» que puede ser «particularmente grave en el derecho a la integridad física y psíquica de la infancia y de los usuarios más jóvenes, afectando a su forma de tomar decisiones, de relacionarse en sociedad o a su equilibrio mental». «Los patrones adictivos mantienen la atención del usuario llegando incluso a modificar su voluntad o comportamiento mediante acciones especialmente diseñadas para ello».

El informe señala que la industria de internet se financia mediante la venta de servicios publicitarios en línea que permiten dirigir publicidad específica a los usuarios. Utiliza «vías de las que el usuario no suele ser consciente». «Con este modelo, los beneficios económicos de los proveedores dependen, en gran medida, de la cantidad de tiempo que el usuario está utilizando sus productos y la cantidad de datos personales recogidos tanto del propio sujeto como de su red de contactos personales. Por eso algunos proveedores de internet intentan mantener a los usuarios en la plataforma, aplicación o servicio el mayor tiempo posible, e influyen o manipulan su comportamiento».

Sostiene que «la tecnología persuasiva se ha vuelto omnipresente y se ha integrado en videojuegos, redes sociales y aplicaciones móviles». Hasta tal punto se usan «características persuasivas dedicadas a manipular la atención de los usuarios» que se llega a la «dependencia, que implica que los usuarios prefieran su uso en lugar de realizar otras actividades, incluso esenciales, como comer, dormir o relacionarse con otras personas, fomentando por ejemplo realizar un gasto financiero desproporcionado o compartir información sensible».

La Agencia constata que cada vez hay mayor número de «problemas» en los usuarios, sobre todo en las más jóvenes, para establecer relaciones personales, mantener la atención, tomar buenas decisiones o estar satisfechos en la vida, lo que lleva «a que los suicidios en menores se están multiplicando exponencialmente» y que, además, derivan en muerte más que antes porque los adolescentes «ven en redes sociales» cómo llevarlo a término de forma efectiva».

Tras una exhaustiva revisión de la evidencia científica, el informe ha recopilado hasta 30 patrones adictivos. Estos son algunos de ellos:

«Los patrones adictivos mantienen la atención del usuario llegando incluso a modificar su voluntad o comportamiento mediante acciones especialmente diseñadas para ello»

LOS QUE FUERZAN A HACER ALGO: DEL ‘SCROLLING’ INFINITO A LA RECOMPENSA

Esta categoría consiste en ofrecer a los usuarios algo que desean, exigirles que hagan algo a cambio o «engañarlos» para que lo hagan de una manera que pueda causarles un perjuicio, ya sean conscientes o no. Es el caso del scrolling infinito, donde los usuarios pueden desplazarse sin limitaciones por el contenido, y siempre hay más, en lugar de hacer clic en diferentes páginas (por ejemplo Instagrm). Es tan adictivo que ha sido prohibido para los niños en China. Otra variedad es el streaming infinito: cuando termina una canción o vídeo, el siguiente comienza de forma inmediata para que el usuario no se dedique a hacer otra actividad.

Otro patrón son los temporizadores, basados en hacer que los usuarios esperen algo durante un plazo arbitrario: por ejemplo, se anima a los usuarios de una red social a iniciar sesión durante un periodo de tiempo concreto para ganar recompensas o completar desafíos. O, en un videojuego de fantasía, para realizar una tarea el jugador tiene que estar cuatro horas conectado al juego: puede estar ejecutándolo en segundo plano, pero es probable que realice comprobaciones periódicas del progreso del proceso. «Es eficaz porque garantiza la retención», dice el informe.

En la misma línea, jugar con cita, algo que es frecuente en los videojuegos, en las plataformas de contenido para adultos o en las transmisiones en vivo de influencers, hace que los usuarios esperen con impaciencia el lanzamiento y se generen expectativas.

La competencia guiada es otra técnica que se basa en ofrecer al usuario la posibilidad de jugar o competir, «algo habitualmente agradable para su cerebro», porque «se fomenta la sensación de logro o recompensa». La Agencia pone el ejemplo de una plataforma de aprendizaje en línea que dispone de una tabla de clasificación que muestra a los que tienen más puntos, una estrategia que «motiva a participar con mayor frecuencia».

El grinding exposición innecesaria conlleva que los usuarios realicen tareas fáciles y repetitivas para obtener puntos o algún tipo de recompensa. Por ejemplo, dar vidas extra a los usuarios si ven anuncios. O un videojuego de rol en una granja, donde el granjero tiene que alimentar a los animales repetidamente para progresar, aparentemente por razones arbitrarias. Esas tareas pesadas se exigen antes de poder avanzar antes de otras tareas más divertidas. «Los diseñadores deben lograr un equilibrio entre el enganche y el aburrimiento. Perfilan a los jugadores según sus hábitos (duración de la sesión de juego, horario, frecuencia, preferencia de juego…) para optimizar todas estas características»

Por otro lado, cada vez se recurre más a patrones de dotación o endowment, que obligan a los usuarios a invertir tiempo en la plataforma para mejorar su reputación. Por ejemplo, si uno elimina su cuenta en una red social tendrá que empezar de cero si vuelve a iniciar sesión en el futuro. Son también esos puntos que en un videojuego tienes que alcanzar antes de poder avanzar: se le llama «No se puede parar ni guardar».

Otras plataformas dan recompensas periódicas por el uso y, si el internauta no se conecta en un periodo concreto, se le penaliza. El mismo mecanismo psicológico funciona en las tareas que obligan a completar una colección de trofeos, insignias o atributos: tener todos los artículos coleccionables implica un alto grado de compromiso y el usuario se siente mejor. El informe dice que este patrón se usa en videojuegos pero también en aplicaciones de aprendizaje o de salud.

«INGENIERÍA SOCIAL»: DEL PULGAR PARA ARRIBA A LAS ALERTAS

Esta categoría consiste en ofrecer a los usuarios algo basado en sus sesgos cognitivos o tendencias de comportamiento para «manipularlos y llevarlos a tomar decisiones no intencionadas, involuntarias o incluso potencialmente dañinas para ellos». Se trata del caso de la alta demanda, un patrón que se basa en mostrar una necesidad o deseo sustancial por algo por parte de otros usuarios con el objetivo de fomentar decisiones apresuradas y una mayor participación al obligar a los usuarios a intervenir en algo que a muchos otros les gusta. Es el caso de las redes sociales que ofrecen un contenido exclusivo a un número limitado de usuarios: algunos usuarios se ven obligados a registrarse porque el número de invitaciones disminuye rápidamente a medida que pasa el tiempo.

También se recurre a técnicas de aprobación social basadas en crear ilusiones de popularidad, credibilidad, consenso o respaldo. Aquí se enmarcan los elogios, las sonrisas, el pulgar para arriba, el botón de me gusta o los corazones. También enmarca aquí el estudio esas lentes y filtros que se ofrecen como herramienta que permite alterar la apariencia, editar fotografías y vídeos o generar máscaras para personajes.

Hay también elementos de presión social o comparación, algo muy relacionado con el patrón anterior, pero al revés, porque en este caso se apela al aspecto negativo del elemento social. Se basa en una competencia implícita provocada por la competitividad que puede generar que los usuarios tengan mejores estadísticas sociales; es decir, más seguidores y más likes.

Las notificaciones de actividad (por ejemplo, Fulanita tiene una publicación nueva o A Fulanita le gustó tu publicación) también dan recompensas sociales, pero también se usan para señalar negativamente a quien no participa (No has publicado en mucho tiempo). Otro tipo de notificaciones son las que muestran en tiempo real a los usuarios que su contacto está escribiendo y que «los mantienen en la pantalla esperando una respuesta».

En esta línea, los mensajes de alerta notificaciones push crean una falsa urgencia y aversión a la pérdida: «Muestran advertencias que exageran las consecuencias de no hacer algo para presionar a los usuarios a realizar acciones específicas. Casi todas las redes sociales utilizan este tipo de mensajes para alertar a los usuarios».

Los cronómetros de cuenta atrás se basan en los mismos principios anteriores: marcan el usuario el tiempo que les cuenta para completar una lección si no quieren perder una insignia o cualquier otra recompensa. Relacionados con el tiempo y el compromiso, los diseñadores de aplicaciones buscan «inducir sentimientos de culpa o vergüenza en los usuarios» con mensajes por tiempo limitado como Tus amigos te han echado de menosTus seguidores están esperando una respuesta o Te perdiste algo importante.

El confirmshaming también está relacionado con la culpa: «se basa en la personalización manipulativa, el uso del lenguaje emocional y la presión psicológica sobre un usuario». Se utiliza en aplicaciones de aprendizaje y salud cuando preguntan, por ejemplo, ¿Te vas tan pronto?, si la sesión del usuario es más corta de lo habitual. «En los videojuegos hacen que el jugador se sienta culpable o avergonzado al rechazar la invitación de otros jugadores para unirse a ellos en una partida».

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Las Raíces Cristianas de Europa. Un pasado vivo para un futuro de vida – 5
Gerardo Ferrara - Expertos - ETWN

Transformaciones en la Modernidad: Desafíos y Adaptaciones de la Identidad Cristiana en Europa

La identidad cristiana de Europa ha experimentado transformaciones significativas en el contexto de la modernidad, caracterizada por cambios sociales, políticos, científicos y filosóficos. Estas transformaciones han desafiado las estructuras tradicionales, pero también han llevado a adaptaciones y reinterpretaciones de la identidad cristiana en el continente.

Ya hemos visto que durante el período de la Ilustración, las ideas ilustradas sobre la razón, la ciencia y la libertad individual plantearon desafíos a las tradiciones religiosas establecidas. La crítica a las instituciones religiosas y la búsqueda de conocimiento basado en la razón impactaron en la autoridad de la Iglesia y generaron tensiones en la identidad cristiana europea.

Igualmente hemos visto cómo a lo largo de los siglos XIX y XX, el proceso de secularización marcó la disminución de la influencia directa de la religión en la esfera pública y la vida cotidiana, a merced del empuje liberal capitalista y tecnológico que ha buscado deformar el rostro europeo. La diversificación religiosa, con el surgimiento de movimientos laicos y el aumento de la pluralidad de creencias, desafió -y continúa haciéndolo- la identidad cristiana, dando lugar a sociedades más diversas desde el punto de vista religioso, también fruto de los movimientos descolonizadores y la llegada de migrantes extraeuropeos.

Avances científicos y descubrimientos en campos como la biología y la cosmología plantearon desafíos a las interpretaciones literalistas de las Escrituras y provocaron reflexiones sobre la relación entre la fe cristiana y la comprensión científica del mundo. La ética cristiana también se vio influida por debates sobre cuestiones como la bioética y los derechos humanos.

«La crítica a las instituciones religiosas y la búsqueda de conocimiento basado en la razón impactaron en la autoridad de la Iglesia y generaron tensiones en la identidad cristiana europea. «

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En muchos países europeos, la relación entre la Iglesia y el Estado ha evolucionado significativamente. La separación progresiva de la Iglesia y el Estado ha llevado a una mayor autonomía de las instituciones religiosas y a la promulgación de leyes basadas en principios laicos, transformando las dinámicas de poder y la influencia de la Iglesia en asuntos políticos, pero a la vez abriendo la dificultad de la Libertad Religiosa y los modelos de aporte social del hecho religioso, viéndose un progresivo desplazamiento de la comprensión de la colaboración y el aporte a la sociedad de lo religioso de un modelo laico de respeto y valoración de lo religioso pese a su separación, doctrina sentada en el catolicismo con el Concilio Vaticano II, a un cada vez mayor modelo de secularismo que no sólo reduce lo religioso a la esfera privada, sino que incluso da pasos a su persecución y postergación social y cultural.

El siglo XX y XXI han sido testigos de un creciente movimiento ecuménico y de diálogo interreligioso. Los esfuerzos por superar las divisiones denominacionales dentro del cristianismo y los diálogos entre diferentes tradiciones religiosas buscan encontrar puntos de convergencia y comprensión mutua en un contexto cada vez más diverso y globalizado.

Estas transformaciones en la modernidad han planteado desafíos significativos para la identidad cristiana europea, pero también han llevado a adaptaciones y reflexiones profundas sobre la naturaleza y el papel de la fe en la sociedad contemporánea. La identidad cristiana en Europa, lejos de ser estática, ha demostrado ser dinámica y capaz de evolucionar en respuesta a los cambios en curso en el panorama cultural y social. Sólo hace falta que se le de diálogo y voz como un agente social cualificado más en la construcción del actual modelo civilizatorio. Algo que parece ser cada vez más perseguido y minusvalorado.

«…modelo de secularismo que no sólo reduce lo religioso a la esfera privada, sino que incluso da pasos a su persecución y postergación social y cultural.»

Desafíos Contemporáneos: La Identidad Cristiana de Europa en un Mundo Pluralista y Secular

La identidad cristiana de Europa se enfrenta a una serie de desafíos en el contexto contemporáneo, marcado por la creciente diversidad religiosa, la secularización y la influencia de visiones laicas en la sociedad. Estos desafíos han llevado a una reflexión profunda sobre la relevancia y la naturaleza de la identidad cristiana en un mundo en constante cambio.

  • Secularización y Declive de la Religiosidad Tradicional: En muchas partes de Europa, la secularización ha llevado a un declive en la práctica religiosa tradicional y a una disminución en la afiliación a instituciones religiosas. La separación entre la esfera pública y la religiosa ha generado sociedades en las que las creencias religiosas desempeñan un papel menos central en la vida cotidiana.
  • Pluralidad Religiosa y Cultural: La migración y la globalización han contribuido a una mayor diversidad religiosa y cultural en Europa. La presencia de comunidades de diversas tradiciones religiosas ha desafiado la histórica de la identidad cristiana, llevando a preguntas sobre la convivencia pacífica y el respeto mutuo entre diferentes creencias.
  • Desafíos Éticos y Bioéticos: En el siglo XXI, la identidad cristiana se enfrenta a desafíos éticos relacionados con avances en la medicina, la tecnología y la bioética. Cuestiones como la ingeniería genética, la eutanasia, la Inteligencia Artificial y la diversidad sexual han generado debates dentro de las comunidades cristianas sobre cómo abordar estos temas desde una perspectiva ética y teológica, poniendo en tela de juicio a veces la misma comprensión antropológica del ser humano de la tradición europea.
  • Crisis de Confianza Institucional: Escándalos y crisis dentro de algunas instituciones religiosas han contribuido a una crisis de confianza en la autoridad eclesiástica. La percepción de falta de transparencia y la respuesta inadecuada a casos de abusos han afectado igualmente la credibilidad de algunas ramas del cristianismo en Europa, planteando desafíos significativos para la identidad cristiana.
  • Diálogo Interreligioso y Ecumenismo: En un esfuerzo por abordar la diversidad religiosa, el diálogo interreligioso se ha vuelto cada vez más importante. El encuentro y la colaboración entre representantes de diferentes tradiciones religiosas buscan fomentar la comprensión mutua y construir puentes en un mundo pluralista. Pero eso tan sólo es posible desde la propia identidad.
  • Nuevas Formas de Espiritualidad: Junto con la disminución de la religiosidad tradicional, han surgido nuevas formas de espiritualidad y búsqueda de significado. Movimientos espirituales no institucionales, prácticas mindfulness y una mayor exploración individual de la espiritualidad han redefinido el paisaje religioso en Europa, influyendo en la forma en que se vive y se experimenta la identidad cristiana.

La identidad cristiana de Europa, en medio de estos desafíos contemporáneos, se encuentra en un proceso de adaptación y transformación. Las comunidades cristianas y las instituciones religiosas buscan respuestas significativas y relevantes para abordar las cambiantes dinámicas culturales y sociales, preservando al mismo tiempo los aspectos fundamentales de su fe y tradición. Este período de cambio ofrece oportunidades para la reflexión profunda sobre la naturaleza y el papel de la identidad cristiana en el siglo XXI.

En este sentido el debate de la necesidad de identidades fuertes nos parece muy relevante, con autores imprescindibles para abordarlo como Charles Taylor, Fabrice Hadjad, Alisdair MacIntyre, William Cavanaugh, Roger Scrutton, Remy Brague, John Senior, RR Reno, o Adriano Erriguel, orientan por dónde caminar.

Continuar…

por Vicente Niño Orti

Vicente Niño Orti, OP, es fraile dominico. Nacido en Córdoba en 1978, Licenciado en Derecho y en Teología. Director de Area de la Fundación Educativa Santo Domingo.

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Las Raíces Cristianas de Europa. Un pasado vivo para un futuro de vida – 4
Gerardo Ferrara - Expertos - ETWN

Influencias Teológicas y Filosóficas.

La relación entre la teología cristiana y la filosofía ha sido un aspecto crucial en la construcción de la identidad cristiana de Europa. Desde la escolástica medieval hasta los debates teológicos y filosóficos de la Edad Moderna, la influencia de la fe cristiana ha moldeado la cosmovisión europea.

La identidad cristiana de Europa ha sido moldeada por la interacción continua entre la teología cristiana y las corrientes filosóficas a lo largo de los siglos. Esta síntesis de fe y razón ha influido profundamente en la forma en que los europeos han entendido su relación con lo divino, así como en la configuración de sus valores éticos y morales.

1. Escolástica Medieval: Durante la Edad Media, la escolástica desempeñó un papel fundamental en la exploración y síntesis de la filosofía clásica, especialmente la obra de Aristóteles, con la teología cristiana. Figuras destacadas como Santo Tomás de Aquino buscaron armonizar la razón y la fe, estableciendo un marco intelectual que influyó en la comprensión de la verdad y la moral. Este enfoque racional contribuyó a una apreciación más profunda de la teología cristiana.

2. Humanismo Cristiano y Redescubrimiento de las Fuentes Clásicas: Durante el Renacimiento, el humanismo cristiano proporcionó un nuevo contexto intelectual al incorporar las enseñanzas clásicas a la teología. Figuras como Marsilio Ficino y Giovanni Pico della Mirandola fusionaron la filosofía neoplatónica con el pensamiento cristiano, buscando una síntesis que abarcara tanto la herencia clásica como los principios cristianos. Este diálogo entre las dos tradiciones enriqueció la comprensión europea de la espiritualidad.

«Desde la escolástica medieval hasta los debates teológicos y filosóficos de la Edad Moderna, la influencia de la fe cristiana ha moldeado la cosmovisión europea.»

3. Reformadores y la Reforma Protestante: La Reforma Protestante del siglo XVI, liderada por figuras como Martín Lutero y Juan Calvino, también dejó una marca en la identidad cristiana europea. La idea de la justificación por la fe y la autoridad suprema de las Escrituras influyó en la comprensión de la relación entre Dios y el individuo, llevando a una diversificación de interpretaciones dentro del cristianismo europeo.

4. Ilustración y Desafíos a la Tradición Religiosa: La Ilustración del siglo XVIII introdujo un período de escrutinio crítico sobre las instituciones religiosas y la autoridad tradicional. Las ideas ilustradas sobre la primacía de la razón y la crítica a las estructuras jerárquicas impactaron en la identidad cristiana, desafiando las nociones establecidas y dando lugar a visiones más laicas y seculares.

5. Teología Contemporánea: En el siglo XX y XXI, la teología europea ha experimentado una diversificación y contextualización aún mayor. El diálogo interreligioso, la teología de la liberación y la reflexión sobre cuestiones éticas contemporáneas han enriquecido la comprensión de la fe cristiana en un mundo cada vez más pluralista y secular.

La continua interacción entre la teología cristiana y las corrientes filosóficas ha generado una riqueza de pensamiento que ha influido en la identidad cristiana de Europa. Desde la síntesis medieval hasta las transformaciones contemporáneas, esta relación ha sido fundamental para la formación de la comprensión europea de la fe y la moral cristianas.

6. Joseph Ratzinger en la reflexión sobre la identidad cristiana europea

La contribución intelectual de Joseph Ratzinger, conocido como Benedicto XVI, respecto a la identidad cristiana de Europa es vasta y compleja. A lo largo de su carrera, ha abordado esta cuestión desde diversas perspectivas teológicas, éticas y culturales. En sus escritos, discursos y enseñanzas, Ratzinger ha delineado una visión que destaca la importancia del cristianismo en la formación de la identidad europea, así como los desafíos y oportunidades que enfrenta en la contemporaneidad.

En su obra seminal «Europa, sus fundamentos cristianos, ayer y hoy», Ratzinger profundiza en la relación simbiótica entre la fe cristiana y la evolución cultural de Europa. El teólogo alemán argumenta que el cristianismo no solo ha sido un componente histórico, sino que ha sido el fundamento mismo sobre el cual se erige la estructura ética y moral del continente. Desde la ética de la dignidad humana hasta la concepción de la libertad y la solidaridad, Ratzinger sostiene que estos valores fundamentales derivan directamente de la cosmovisión cristiana.

A lo largo de sus escritos, Benedicto XVI expresa su preocupación por el declive de la influencia cristiana en la esfera pública europea. Alerta sobre los riesgos de la secularización desmedida y el relativismo moral, argumentando que la pérdida de la dimensión trascendental en la vida pública podría conducir a una crisis en la comprensión compartida de los valores que han sido fundamentales para el desarrollo de la sociedad europea. Análisis como podemos ver más que profético, acertadísimo.

En línea con su perspectiva, Ratzinger aboga por una presencia activa del cristianismo en el ámbito público. Propone una renovación espiritual que no solo reconozca las raíces cristianas, sino que también busque aplicar los principios éticos derivados de esta herencia en la toma de decisiones políticas y sociales. Argumenta que, lejos de ser obsoletos, estos principios son esenciales para abordar los desafíos éticos y sociales contemporáneos.

No obstante, Benedicto XVI no aboga por un aislacionismo cultural. En lugar de ello, promueve un diálogo respetuoso y constructivo entre las diversas tradiciones religiosas y culturales presentes en Europa. Sus intervenciones en Ratisbona y su diálogo Jürgen Habermas dan buena muestra de ello. Considera que el respeto por la diversidad religiosa no debería implicar la renuncia a las raíces cristianas, sino que estas pueden ser un punto de encuentro y enriquecimiento mutuo.

En resumen, las reflexiones de Joseph Ratzinger sobre la identidad cristiana de Europa son profundas y abarcan una amplia gama de temas, desde la influencia histórica del cristianismo hasta las implicaciones éticas en la actualidad. Su obra proporciona una base robusta para el diálogo sobre el papel del cristianismo en la configuración de la identidad europea y sus desafíos contemporáneos.

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«Benedicto XVI expresa su preocupación por el declive de la influencia cristiana en la esfera pública europea. Alerta sobre los riesgos de la secularización desmedida y el relativismo moral, argumentando que la pérdida de la dimensión trascendental en la vida pública…»

Cultura, Arte y Literatura: Expresiones Artísticas de la Identidad Cristiana en Europa

La identidad cristiana de Europa se ha expresado y ha sido moldeada a lo largo de los siglos a través de diversas manifestaciones culturales, artísticas y literarias. Estas expresiones han servido no solo como testimonios estéticos, sino también como medios poderosos para la transmisión y reforzamiento de la fe cristiana en el contexto europeo.

1. En la historia europea

  • Arquitectura Religiosa: Las catedrales góticas y las iglesias medievales se erigen como monumentos arquitectónicos que reflejan la profundidad de la identidad cristiana europea. La majestuosidad de estructuras como la Catedral de Notre-Dame de París, la Basílica de San Pedro en Roma o la fastuosa Catedral de Burgos no solo sirvió como lugares de culto, sino también como representaciones visuales de la grandiosidad de la fe cristiana.
  • Arte Renacentista: Durante el Renacimiento, el arte experimentó una transformación significativa. Artistas como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Rafael representaron escenas bíblicas y figuras religiosas con una habilidad técnica y una profundidad emocional que destacaban la importancia de la fe cristiana en la vida cotidiana y en la cultura europea.
  • Pintura Religiosa: La pintura religiosa, desde los maestros flamencos hasta los prerrafaelitas, continuó siendo un medio de expresión artística que transmitía narrativas bíblicas y valores cristianos. La devoción a la Virgen María, los retratos de santos y las representaciones de la vida de Jesucristo contribuyeron a la construcción visual de la identidad cristiana.
  • Literatura Teológica y Devocional: La literatura desempeñó un papel esencial en la formación y transmisión de la identidad cristiana. Desde las obras teológicas de Agustín de Hipona y Tomás de Aquino hasta la poesía mística de Santa Teresa de Ávila, la escritura ha proporcionado un medio para explorar y explicar los misterios de la fe cristiana.
  • Liturgia y Música Sacra: La liturgia y la música sacra han sido elementos fundamentales en la experiencia religiosa europea. Desde el canto gregoriano hasta las composiciones de Bach, la música ha elevado la adoración y ha contribuido a la riqueza espiritual de la identidad cristiana. La liturgia, con sus rituales y simbolismos, ha proporcionado un marco para la expresión colectiva de la fe.

Estas expresiones culturales y artísticas no solo han servido para adornar la identidad cristiana, sino que han influido en cómo los europeos han entendido y practicado su fe a lo largo del tiempo. La creatividad y la estética cristiana han dejado una marca duradera en la cultura europea, contribuyendo a la riqueza y complejidad de la identidad cristiana en el continente.

«Artistas como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Rafael representaron escenas bíblicas y figuras religiosas con una habilidad técnica y una profundidad emocional que destacaban la importancia de la fe cristiana en la vida cotidiana y en la cultura europea. «

2. La presencia de la identidad cristiana europea en el arte contemporáneo

El arte contemporáneo en Europa refleja un fascinante diálogo entre la rica herencia de la identidad cristiana y las complejas expresiones artísticas de la actualidad. Aunque la sociedad contemporánea ha experimentado transformaciones significativas en términos de valores, creencias y formas de expresión, la presencia de la identidad cristiana persiste como un hilo conductor en la creación artística.

Artistas contemporáneos han abordado la identidad cristiana europea de diversas maneras, ya sea explorando, desafiando o reinterpretando las narrativas tradicionales. Algunos, influenciados por la rica iconografía cristiana, han llevado a cabo una reinvención creativa de temas bíblicos y religiosos. Estas reinterpretaciones a menudo buscan iluminar la relevancia continua de las historias bíblicas en el contexto de la vida contemporánea.

La crítica y la reflexión sobre la historia y la influencia de la Iglesia también son temas recurrentes en el arte contemporáneo. Artistas han explorado la complejidad de la relación entre la Iglesia y la sociedad, cuestionando dogmas y examinando el papel de la fe en el mundo contemporáneo. Este enfoque crítico a menudo refleja la diversidad de perspectivas dentro de la identidad cristiana europea y su intersección con la pluralidad cultural y religiosa.

La representación de la espiritualidad y la búsqueda de significado en un mundo secularizado es otro tema explorado en el arte contemporáneo. Algunos artistas han utilizado símbolos y metáforas cristianas para expresar las complejidades de la experiencia humana, capturando la tensión entre lo sagrado y lo profano en la sociedad actual.

La arquitectura contemporánea también ha participado en este diálogo, explorando nuevas formas de expresar la identidad cristiana a través de diseños innovadores. Modernas iglesias y espacios sagrados a menudo buscan equilibrar la tradición con la contemporaneidad, creando entornos que invitan a la reflexión espiritual en un contexto contemporáneo.

Además, el arte contemporáneo ha sido un espacio para la exploración de la diversidad y la inclusión dentro de la identidad cristiana. Artistas han abordado cuestiones de género, raza y orientación sexual en el contexto de la fe, desafiando las narrativas tradicionales y abogando por una comprensión más inclusiva y progresista de la identidad cristiana.

En la contemporaneidad, diversas creaciones culturales y artísticas exploran la identidad cristiana europea, manifestándose en diversas formas. Artistas como Marc Chagall continúan la tradición del Arte Sacro Contemporáneo, reinterpretando símbolos y narrativas cristianas para conectar con las sensibilidades actuales. Compositores como Arvo Pärt y cineastas como Terrence Malick exploran la música y el cine inspirados en la tradición cristiana, ofreciendo interpretaciones contemporáneas de relatos cristianos.

En Literatura Religiosa Moderna, autores como Chesterton, Belloc, Peguy, Bernanos, Bloy, Girard, Guardini, Evelyn Waugh, Maritain, Undset, Tolkien, Flannery O`Connor, o TS Eliot, abordan la fe, la moralidad y el significado de la vida desde perspectivas contemporáneas. La arquitectura religiosa moderna, representada por Gaudí o Fissac, integra la espiritualidad con diseños innovadores.

Eventos culturales y religiosos, como el Festival de Música de Cuenca, el de Edimburgo yo los festivales de cine, pese a una dimensión minoritaria, incorporan elementos de la identidad cristiana. Hasta en el ámbito del arte urbano, pueden encontrase formas de exploración de temas religiosos y éticos en entornos urbanos.

En España, figuras como Antonio López García, Schola Antiqua, contribuyen a la expresión de la identidad cristiana a través del arte. Estos ejemplos demuestran la adaptabilidad y relevancia continua de la identidad cristiana en la cultura contemporánea. Final del formulario

Continuará…

por Vicente Niño Orti
Vicente Niño Orti, OP, es fraile dominico. Nacido en Córdoba en 1978, Licenciado en Derecho y en Teología. Director de Area de la Fundación Educativa Santo Domingo.

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Como afrontar la nueva evangelización
Gerardo Ferrara - Expertos - ETWN

San Juan Pablo II al comenzar el tercer milenio invitaba a la Iglesia a “remar mar adentro” afrontando una nueva evangelización: “nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión”. Recordando que se debe evangelizar a las personas y también a la cultura. 

El objetivo de la nueva evangelización es el permitir que cada persona, tome contacto con Cristo y hacer la Iglesia todavía más apta para transmitir de manera persuasiva y comprensiva el Evangelio de salvación.  Pero esta misión extensiva  a la vida de la Iglesia será “«nueva» no en los contenidos, sino en el impulso interior, abierto a la gracia del Espíritu Santo, que constituye la fuerza del Evangelio y que renueva siempre a la Iglesia; «nueva» en la búsqueda de modalidades que  sean adecuadas a los tiempos y a las situaciones; «nueva» porque es necesaria incluso en países que ya han recibido el anuncio del Evangelio .”(Benedicto XVI, homilía en la solemnidad de los Santos apóstoles Pedro y Pablo, el 28 de junio 2010) y que hoy están mas cerca de ser tierra de misión, como muchos pises y regiones de Europa.

Ante este importante desafio conviene meditar, en como lo hizo nuestro Señor Jesucristo cuando pidio a los apóstoles «id a todo el mundo». Lo haremos de la mano del sacerdote D. Enrique Cases, que tan bien lo explica en su libro «Los 12 Apóstoles».

 

Id a todo el mundo.

Jesús dio un mandato imperativo a los Apóstoles: «Id al mundo entero y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado, se salvará; pero el que no crea, se condenará»[1].  Este mandato va acompañado con unos poderes extraordinarios: «a los que crean acompañarán estos milagros: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes y, si bebieren algún veneno, no les dañará; impondrán las manos a los enfermos y quedarán curados»[2]. Mateo es más explícito en el contenido de la misión apostólica: «Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo cuanto os he mandado»[3].

  ¿Qué formación proporcionó Jesús a los discípulos para una misión tan grande? Vale la pena meditarlo.

Las dimensiones de la misión apostólica son grandiosas, casi excesivas. Dirigirse a todos los pueblos de la tierra, enseñar una doctrina nueva, bautizar a los que crean, enseñarles un comportamiento moral. Sobrecoge pensar lo que lleva consigo esta misión: deben aprender lenguas, adaptarse a muchas culturas, superar fronteras, conseguir que cambien de religión y abandonen muchas tradiciones, predicar unas costumbres de vida rigurosas, y estar dispuestos a morir para desarrollar esa misión. Parece una tarea desproporcionada desde el punto de vista humano. Cierto que la fuerza más importante de que dispondrán es la gracia divina, pero la formación con la que Jesús prepara a los discípulos también cuenta, pues no conviene dejarles sin esa preparación humana, y Jesús no lo hace. Es más, la formación que les proporciona servirá a todos los apóstoles de todos los tiempos.

La formación apostólica va precedida de las anteriores. Difícil sería ir a todo el mundo si careciesen de virtudes humanas, o si no fuesen suficientemente rezadores y santos, o si su educación doctrinal fuese insuficiente. Nadie da lo que no tiene. En una ocasión, Jesús les dió una importante lección «al ver las muchedumbres: se llenó de compasión hacia ellos porque estaban cansados y abatidos, como ovejas sin pastor”. Entonces les muestra cómo la oración debe preceder al apostolado: «la mies es mucha pero los obreros pocos. Rogad, por tanto, al dueño de la mies que envíe obreros a la mies»[4]. No les dice que actúen con más eficacia, o que se organicen mejor, sino que recen pidiendo apóstoles. Lo primero para un apostolado eficaz será siempre la oración pues los frutos dependen de la gracia de Dios.

La constancia, la generosidad, la afabilidad, la perseverancia, la valentía, la audacia y todo el cortejo de virtudes guiado por la prudencia y regidos por la caridad, serán el acompañamiento necesario para cualquier trabajo apostólico. La falta de cualquier virtud repercute en malos ejemplos, retrasos, dificultad para conectar con los mejor dispuestos o para enfrentarse con las dificultades. Las virtudes humanas son un apoyo básico para el apostolado.

La doctrina bien asimilada será otra de las condiciones de un apostolado que debe comenzar por enseñar verdades. Si la verdad se asimila plenamente podrá adoptar formas muy variadas sin deformarse con la influencia de las culturas y religiones que encontrarán a lo largo del ancho mundo. No se puede hablar igual a los romanos que a los judíos o a los etíopes. No puede ser el mismo discurso para los sabios que para los ignorantes. La asimilación de la doctrina es fundamental para el apostolado, pues las conversiones deben ir precedidas siempre por la exposición de la doctrina.

Una vez adquiridas estas condiciones previas comienza la formación apostólica propiamente dicha. Unas veces serán consejos y mandatos, otras prácticas apostólicas.

Veamos primero la práctica. Acompañar a Jesús es lo primero, y así lo hacen cuando «recorría todas las ciudades y aldeas enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia»[5]. Jesús comienza a enseñar haciendo las cosas Él; después vendrá la teoría.  Los apóstoles podían aprender en vivo los diversos modos de explicar la doctrina y las virtudes que ejercitaba Jesucristo. La diligencia para moverse de pueblo en pueblo, la afabilidad, generosidad y claridad de las predicaciones a los que acudían a ellos hasta no dejarles tiempo ni para comer, o la fortaleza y caridad para aceptar las conversaciones durante la noche robando tiempo al descanso, era el pan de cada día. La actividad era intensa y sin concesiones, aunque, en ocasiones, hiciese un alto para descansar, formar a los apóstoles o rezar con calma.  Ven cómo Jesús hace un apostolado abierto a todos sin excluir a nadie, trata a ricos y pobres, sabios e ignorantes, judíos y gentiles, jóvenes y ancianos. Todo esto forma parte de la formación de los discípulos.

Después del Sermón del Monte y de la elección de los Doce les envió a predicar delante de Él: «comenzó a enviarlos de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos»[6]. Es fácil suponer el nerviosismo y la inquietud de todos ante aquella primera misión; la timidez y una cierta inseguridad se apodera de ellos, pero ahí reside una lección importante para el apostolado: aprenden a predicar predicando. Patos al agua es el método utilizado por Jesús. La lanza a la acción; pero con prudencia; por eso indica que vayan de dos en dos, así pueden apoyarse mutuamente y comunicarse seguridad en situaciones inesperadas. Marcos cuenta que «ellos se fueron predicando penitencia; y expulsaban a muchos demonios, y ungían con óleo a muchos enfermos y los curaban»[7]. La sorpresa ante los milagros que realizaban y su poder sobre los demonios debió ser extraordinaria: casi no podrían creérselo. Al mismo tiempo predicaban el arrepentimiento y muchos se convertían al oír sus palabras llenas de entusiasmo.

La vuelta de la primera salida apostólica debió ser exultante. Contaban sin parar sus aventuras, y al escuchar a los demás su gozo crece. ¡Es formidable lo que hemos sido capaces de hacer! Es cierto que Jesús les habla de dificultades y de persecuciones, pero les parecen nonadas después de lo que han experimentado haciendo milagros. El miedo suele agrandar los peligros ensanchándolos en la imaginación. El gozo y el entusiasmo unidos a los milagros y las conversiones les llenan de una confianza que si se convierte en excesiva podría traerles problemas no pequeños. Por eso Jesús, sin quitarles el entusiasmo, les previene ante el peligro de la presunción o de atribuirse a sí mismos los éxitos apostólicos o los milagros afirmando después de la predicación algo muy importante para sus vidas:

«volvieron los setenta y dos con alegría diciendo: Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. El les dijo: Veía yo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad, os he dado potestad para aplastar serpientes y escorpiones y sobre todo poder del enemigo, de manera que nada podrá haceros daño; pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos más bien de que vuestros nombres están escritos en el Cielo»[8].

De hecho, en otra ocasión les previene con palabras fuertes para que no se confíen: «muchos me dirán aquel día: Señor, Señor, ¿pues no hemos profetizado en tu nombre, y arrojado los demonios en tu nombre, y hecho prodigios en tu nombre? Entonces yo les diré públicamente: jamás os he conocido: apartaos de mí, los que habéis obrado la iniquidad»[9]. El apóstol tiene ante sí   la tarea de aplicarse a sí mismo lo que enseña a otros y no envanecerse con las cosas buenas que Dios realiza a través de él. El apóstol es un instrumento libre en manos de Dios.

Las advertencias para un apostolado cristiano las recoge Mateo ampliamente. Se puede dividir en dos partes esos consejos y advertencias. Los primeros hacen referencia más directa a lo que deben realizar en aquel momento. Los segundos tienen un alcance más amplio, válido para todo tiempo y circunstancia.

Veamos los primeros consejos: «no vayáis  a los gentiles,  no entréis en ninguna ciudad de samaritanos: sino id más bien a las ovejas perdidas de Israel»[10]. Este mandato contrasta con el que les dará antes de ascender a los cielos, mandándoles que vayan a todos los pueblos de la tierra. Aquí podemos percibir la prudencia para formar a los suyos. Primero les manda lo más fácil, y cuando ya estén más experimentados podrán acudir a misiones más difíciles. El Señor sigue, a su vez, un orden, llamando primero a los judíos y después a los demás. En esta misma línea de pedir primero lo más sencillo está otro consejo: «al entrar en una ciudad o en una aldea informaos quién es digno; y quedaos allí hasta que partáis»[11]. Es natural que los más dignos sean los más preparados para aceptar la Buena nueva. Sería imprudente empezar de entrada por lo más difícil. Es cierto que el apostolado debe llegar a todos los hombres, pero empezar por los indignos o pecadores hostiles puede llevar a muchos esfuerzos y pocos frutos, mientras que, si se empieza por los bienes dispuestos se crea un núcleo que puede extender su influencia en círculos concéntricos y llegar, a través de los convertidos a aquellos que tenían malas disposiciones al principio de la predicación.

 

«El objetivo de la nueva evangelización es permitir a todos tomar contacto con Cristo para transmitir el Evangelio de salvación.»

Otro consejo hace referencia a los medios humanos: «no llevéis oro, ni plata, ni dinero en vuestras fajas, ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni bastón, porque el que trabaja merece su sustento»[12]. La confianza en Dios debe ser plena y se manifiesta en el abandono a la Providencia divina. Y si faltan los medios, Dios proveerá. En la vida de la Iglesia son tantas las iniciativas de almas realizadas sin medios adecuados, que la confianza queda reforzada por la experiencia. De hecho, en la Última Cena recordando Jesús ese período de su vida les dijo: «Cuando os envié sin bolsa ni alforjas, ni calzado, ¿acaso os faltó algo? Nada, le respondieron. Entonces les dijo: Ahora, en cambio, el que tenga bolsa, que la lleve; y del mismo modo alforja; y el que no tenga, que venda su túnica y compre espada»[13], es decir, una vez adquirida la confianza en Dios, ya podéis aplicar la prudencia humana para usar los medios humanos que estiméis más convenientes para vuestro apostolado.

En cuanto al modo de hacer apostolado les dice dos cosas. Primero dar la paz: «al entrar en una casa dadle vuestro saludo. Si la casa fuera digna, vuestra paz revierta a vosotros. Si alguien no os acoge ni escucha vuestras palabras, al salir de aquella casa o ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies. En verdad os digo que en el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma y Gomorra que para esa ciudad»[14].  El apostolado debe ser amable: paz para todos, y si responden mal, no usar venganza, pues para eso ya está el Juicio de Dios. Es cierto que la expresión sacudirse el polvo de los pies indica pena y tristeza, pero nunca venganza o represalia. Es más, supone que si rectifican estén muy contentos de volver a mancharse las sandalias del polvo de aquella población.

El segundo consejo muestra la esencia del apostolado: «en vuestra misión predicad y decid: El Reino  de los cielos se acerca»[15]. Ellos «partieron y predicaron que se arrepintiesen»[16].. El arrepentimiento y el Reino son el contenido básico de la predicación de entonces y de todos los tiempos. ¿De que servirían grandes teorías o verdades si uno no se convierte de sus pecados y se reconcilia con Dios? Por otra parte, la reconciliación se realizará a través de la Iglesia que forma el Reino de Dios en la tierra.

Después vienen los poderes extraordinarios que les concede: «curad a los enfermos, resucitad a los muertos, sanad a los leprosos, arrojad a los demonios, gratis lo recibisteis, dadlo gratis»[17]. Ya vimos la sorpresa y emoción de los Apóstoles ante la realización de este poder. En el mandato apostólico final el Señor reiterará poderes similares[18], y de hecho sucedió así muchas veces  en la Iglesia primitiva y han sido frecuentes los milagros a lo largo de la historia a  través de muchos santos . Sin embargo, esto no quiere decir que todos los cristianos puedan siempre realizar estos milagros al hacer apostolado, sino que vencerán al diablo y al pecado, causa de todos los males, y, si conviene, llegarán los milagros externos. La advertencia de hacer prodigios gratis fue importante al principio, como se hizo patente con el caso de Simón el Mago, que quería pagar para hacer milagros, pero hay que tenerlo siempre en cuenta para no negociar con los servicios espirituales.

El último grupo de advertencias previene ante las persecuciones. Muy pronto podrán experimentar los efectos del odio a Jesús en la Pasión, a pesar de que todo lo hizo bien. Pero ese aviso es importante en un momento en que la euforia podría engañarles con una falsa seguridad y un desconocimiento de la potencia del mal permitida por Dios para no aniquilar la libertad. Así habló el Señor:

«mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. sed, pues, cautos como las serpientes y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en sus sinagogas, y seréis llevados ante los gobernadores y reyes por causa mía, para que deis testimonio ante ellos y los gentiles. Pero cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué habéis de hablar; porque en aquel momento os será dado lo que habéis de decir. Pues no sois vosotros los que vais a hablar, sino el Espíritu de vuestro Padre quien hablará en vosotros. Entonces el hermano entregará a la muerte al hermano y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres para hacerlos morir. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero quien persevere hasta el fin, ése será salvo. cuando os persigan  en una ciudad, huid a otra; en verdad os digo que no acabaréis las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del Hombre»[19].

Es significativa la fidelidad de los discípulos a esta enseñanza del Maestro, invitándoles a la acción de conseguir nuevos prosélitos para el redil de Cristo. Es un ejemplo a seguir por todos los que nos llamamos cristianos. Basta recordar la antigua tradición que muestra a los Once con Matías distribuyéndose por el mundo para evangelizarlo en todas las direcciones.

[1]  Mc 16,15-16
[2]  Mc 16,17-19
[3]  Mt 28,19-20
[4]  Mt 9,37-38
[5]  Mt 9,35
[6]  Mc 6,7; Lc 9,1
[7]  Mc 6,12
[8]  Lc 10,16-20.
[9]  Mt 7,22-23
[10]  Mt 9,5-6
[11]  Mt 9,11
[12]  Mt 9,9-10; Mc 6,8-10; Lc 9,3
[13]  Lc 22,35-36
[14]  Mt 10,11-15; Mc 6,10-13; Lc 9,4-6.
[15]  Mt 10,7; Mc 6,7; Lc 9,1.
[16]  Mc 6,12.
[17]  Mt 10,8; Mc 6,7; Lc 9,1-2.
[18]   echarán demonios, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes y aunque bebieren un veneno mortífero no les dañará. impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos Mc 16,17-18.
[19]  Mt 10,16-23. cfr Lc 10,3;Jn 10,12;Act 20,29; Rom 16,19; Ef 5,15;Mc 13,9-13; Lc 21.12-17; Mt 24,7;24,14 ;Act 25,23; 27,24;Lc 12,11-12; Jn 14,26; 1 Cor 2,4; Mich 7,6; Jn 15,21.

 

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Influencia Duradera del Derecho Romano en la Identidad Cristiana de Europa

La conexión entre el Derecho romano y la identidad cristiana en Europa ha sido un viaje a través de los siglos, marcado por una influencia profunda y duradera. Desde los primeros días del cristianismo, cuando ambas realidades coexistieron en el contexto del Imperio Romano, hasta la actualidad, la herencia del sistema jurídico romano ha moldeado las instituciones, la moral y la estructura social de la Europa cristiana.

En los primeros siglos de la era cristiana, el marco legal romano proporcionó la estructura necesaria para la propagación y organización del cristianismo. La noción de ciudadanía romana se fusionó con las enseñanzas cristianas, creando una síntesis única que influyó en la igualdad y la responsabilidad social. Estructuras jurídicas y políticas, desde la misma comprensión de la familia a las estructuras de municipios y diócesis, supuso una fructífera interrelación que conformó el rostro de Europa.

La Iglesia, durante este período, adoptó estructuras administrativas del sistema romano, reflejando divisiones imperiales. La autoridad legal y moral del Papa, basada en la tradición imperial, arraigó en la conciencia cristiana.

La preservación del Derecho romano en las instituciones eclesiásticas y la creación de códigos legales, como el Código de Justiniano, contribuyeron a la continuidad de la tradición legal romana. Estos códigos sirvieron como base para legislación civil y canónica, reflejando la síntesis de leyes seculares y morales cristianas.

La recuperación del conocimiento clásico revitalizó la influencia del Derecho romano en la Edad Media. Estudiosos medievales aplicaron las enseñanzas legales romanas en la educación y la práctica legal, consolidando aún más los vínculos entre ambas disciplinas.

La conexión entre el Derecho romano y la identidad cristiana se reflejó en la formulación de conceptos legales fundamentales. La idea de derechos naturales y la concepción de la ley como reflejo de la razón divina resonaron con los principios cristianos.

A medida que Europa avanzaba hacia la Edad Moderna, la influencia del Derecho romano persistía en la estructura legal y política de las naciones cristianas. La ley como instrumento para la búsqueda del bien común y la justicia social y la protección de derechos individuales tanto como los comunitarios continuaba siendo central, arraigada en la fusión de la tradición romana y la ética cristiana.

En resumen, la conexión entre el Derecho romano y la identidad cristiana de Europa ha sido un fenómeno complejo y duradero. La herencia legal romana ha permeado las instituciones, la moral y la concepción misma de la ley en la Europa cristiana, dando forma a su identidad colectiva de una manera que trasciende el tiempo y continúa influyendo en la comprensión de la justicia y la moral en la sociedad europea contemporánea

La Influencia de las Invasiones Bárbaras

Las invasiones bárbaras que sacudieron Europa durante los últimos años del Imperio Romano y la Edad Media no solo dejaron un rastro de destrucción y cambio político, sino que también desempeñaron un papel crucial en la formación de la identidad cristiana común del continente. Estas invasiones, llevadas a cabo por tribus germánicas, eslavas, nórdicas y otras, tuvieron un impacto profundo en la configuración cultural y religiosa de Europa.

En el declive del Imperio Romano, diversas tribus bárbaras irrumpieron en las fronteras, llevando consigo sus propias creencias y prácticas religiosas. A medida que se establecían en las tierras conquistadas, entraban en contacto con la población romana, que ya estaba marcada por la identidad del cristianismo. Este encuentro cultural y religioso fue un proceso complejo que contribuyó a la creación de una identidad cristiana compartida.

A pesar de las tensiones iniciales entre las comunidades bárbaras y los cristianos romanos, gradualmente se produjo una integración de estas culturas. La Iglesia, con su estructura jerárquica y su papel como unificador social, desempeñó un papel crucial en este proceso. Los líderes bárbaros, al adoptar el cristianismo, vieron en él una herramienta para consolidar su autoridad y legitimar su gobierno ante la población romanizada.

Las invasiones bárbaras también llevaron al surgimiento de nuevos reinos cristianos en Europa. Los visigodos, ostrogodos, vándalos, lombardos, francos, anglos y otros grupos adoptaron el cristianismo, y este acto de conversión se convirtió en un factor unificador en sus territorios. La figura del rey cristiano, investido de un mandato divino, ayudó a consolidar la identidad de estos reinos y a forjar una conexión más fuerte entre la fe cristiana y la autoridad secular.

Uno de los eventos más significativos fue la conversión de los francos bajo el reinado de Clodoveo I en el siglo V. En España otro tanto supuso la figura de Recaredo en el reino de Toledo. Esta conversión al cristianismo, y en particular al catolicismo, no solo unió a los francos y visigodos hispanos bajo una identidad religiosa común, sino que también estableció lazos con la Iglesia en Roma. Este vínculo con la sede papal fortaleció la conexión entre las regiones cristianas de Europa occidental.

A medida que la Edad Media progresaba, la identidad cristiana común se consolidaba aún más. Las invasiones musulmanas en la Península Ibérica supusieron una reacción que fortaleció, en el proceso de los siete siglos de reconquista, esa identidad cristiana europea, conformando una forma de estar en el mundo cultural y social totalmente impregnada del hecho cristiano. Las Cruzadas, lanzadas para defender la cristiandad y recuperar Tierra Santa, fueron un ejemplo de la unión de reinos europeos bajo la bandera del cristianismo. La Iglesia desempeñó un papel importante en la organización y promoción de estas expediciones, contribuyendo a la creación de una identidad cristiana europea que trascendía las fronteras políticas.

En conclusión, las invasiones bárbaras, aunque inicialmente caóticas y destructivas, fueron un catalizador fundamental en la construcción de la identidad cristiana común de Europa. A través de la interacción cultural, las conversiones y el establecimiento de reinos cristianos, estas invasiones contribuyeron a la formación de una narrativa compartida que perdura hasta nuestros días, moldeando la historia, la cultura y la identidad de Europa.

«Las invasiones bárbaras también llevaron al surgimiento de nuevos reinos cristianos en Europa. Los visigodos, ostrogodos, vándalos, lombardos, francos, anglos y otros grupos adoptaron el cristianismo, y este acto de conversión se convirtió en un factor unificador en sus territorios. «

El Papel del Medievo en la Construcción de la Identidad Cristiana de Europa

La Edad Media, también conocida como la época medieval, desempeñó un papel esencial en la formación y consolidación de la identidad cristiana en Europa. Este período, que abarcó desde aproximadamente el siglo V hasta el XV, fue testigo de una compleja interacción entre la fe cristiana, las instituciones eclesiásticas y las transformaciones socioeconómicas, contribuyendo de manera significativa a la construcción de la identidad colectiva de Europa.

Desde el colapso del Imperio Romano hasta el Renacimiento, la Iglesia Católica emergió como una fuerza central en la vida europea durante la Edad Media. La cristiandad medieval no solo influyó en la esfera espiritual, sino que también modeló la política, la cultura y la educación. La Iglesia proporcionó una estructura organizativa en un mundo que experimentaba cambios dramáticos, consolidando así la fe cristiana como un componente integral de la identidad europea. Los obispos como cabezas sociales y el papa como cabeza de la cristiandad, llegaron para llenar el vacío producido por la crisis de poder generado por la caída del imperio romano, dando a su vez acompañamiento y luz a un mundo nuevo donde cruz y espada estaban en plena unión.

Uno de los aspectos más destacados de la Edad Media fue el sistema feudal, que estructuraba la sociedad en torno a relaciones de vasallaje y obligaciones mutuas. La Iglesia desempeñó un papel crucial en la legitimación de esta estructura social, vinculando las jerarquías feudales con los principios cristianos de cuidado, jerarquí y búsqueda del bien común. La autoridad religiosa respaldó la idea de que los monarcas y señores feudales gobernaban con un mandato divino, con fin del cuidado de sus súbditos, contribuyendo a la cohesión social bajo la bandera del cristianismo. Y ello pese a cuantas deficiencias puedan argumentarse, pues la misma condición humana, fruto de su fuste torcido antropológico -Kant dixit- que en creyente lleva el nombre de pecado original, obviamente lleva. Pero pese a tales deficiencias, los modelos orientativos sociales fruto del cristianismo, son los que construyen la identidad. No somos sólo quien somos, sino quien desearíamos ser, como un motor que nos orienta y empuja hacia un desarrollo personal y cultural que marca nuestra identidad.

La arquitectura gótica, con sus majestuosas catedrales y abadías, también se erige como un testimonio tangible de la influencia de la fe cristiana en la identidad europea medieval y como imagen de ese querer ascender, metafísica, espiritual e idealmente, el hombre y la sociedad. Estos monumentos no solo eran lugares de culto, sino también símbolos de la grandeza de Dios y del papel central de la Iglesia en la vida de la comunidad, tanto como señales de hacia dónde quería la sociedad ir: siempre hacia arriba. La arquitectura gótica no solo elevaba los edificios, sino también la espiritualidad de la cristiandad medieval.

El surgimiento de las órdenes monásticas, como los benedictinos y los cistercienses, destacó la importancia de la vida monástica en la construcción de la identidad cristiana europea. Estos monasterios se convirtieron en centros de aprendizaje, preservación del conocimiento clásico y práctica religiosa. Los monjes y monjas desempeñaron un papel esencial en la educación y en la transmisión de la fe, contribuyendo así a la cohesión espiritual de Europa. Los monjes custodiaron la idea de Europa y le dieron forma con sus vidas.

Las Cruzadas, expediciones militares emprendidas en nombre de la cristiandad para recuperar Tierra Santa, también dejaron una marca indeleble en la identidad europea. Aunque motivadas por una variedad de factores, las Cruzadas reflejaron el compromiso ferviente de Europa con la defensa de la cristiandad y la expansión de sus principios en un contexto de interacción con el mundo islámico y oriental.

A medida que avanzaba la Edad Media, surgieron movimientos intelectuales que fusionaron la filosofía clásica con la teología cristiana. La escolástica, representada por figuras como Santo Tomás de Aquino, buscó armonizar la razón y la fe, contribuyendo así a una comprensión más profunda y articulada de la identidad cristiana. Los debates teológicos y filosóficos de este período dejaron una marca duradera en la cosmovisión europea.

En conclusión, la Edad Media desempeñó un papel crucial en la construcción de la identidad cristiana de Europa. A través de la Iglesia, las instituciones monásticas, la arquitectura monumental y los movimientos intelectuales, este período dejó un legado duradero que influyó en la forma en que los europeos comprendían su fe y su lugar en el mundo. La Edad Media no solo fue una época de oscuridad, sino también un tiempo de fermento y desarrollo que contribuyó a forjar la identidad cristiana que sigue siendo una parte integral de la herencia europea.

El Renacimiento y su Contribución a la Construcción de la Identidad Cristiana Europea

El Renacimiento, un periodo de renovación cultural y artística que floreció en Europa desde el siglo XIV hasta el siglo XVII, dejó una marca profunda en la construcción de la identidad cristiana del continente. Aunque a menudo asociado con el resurgimiento del interés en la cultura clásica grecolatina, el Renacimiento también desempeñó un papel crucial en la evolución y afirmación de la identidad cristiana.

Durante este periodo, las corrientes humanistas redescubrieron y revalorizaron las obras de la antigüedad clásica, incluyendo las filosofías de Platón y Aristóteles. Sin embargo, este renacimiento del pensamiento clásico no se produjo a expensas de la identidad cristiana; más bien, se fusionó de manera única con la tradición cristiana, dando lugar a una síntesis cultural distintiva.

Los humanistas del Renacimiento abogaron por una educación que incorporara tanto los principios cristianos como los valores éticos y estéticos de la antigüedad. Este enfoque integral permitió una apreciación más profunda de la fe cristiana al situarla en un contexto más amplio de conocimiento. Figuras como Erasmo de Róterdam, Luis Vives o Francisco de Vitoria, promovieron la idea de que la erudición clásica y la fe cristiana no eran incompatibles, sino que, por el contrario, se complementaban mutuamente.

La arquitectura renacentista también reflejó la interconexión entre la identidad cristiana y los ideales clásicos. Las iglesias y catedrales, aunque a menudo incorporaban elementos arquitectónicos clásicos, mantenían su función como lugares de culto cristiano. La grandiosidad y la elegancia de estas estructuras no solo resaltaban la gloria de Dios, sino que también simbolizaban el renacimiento espiritual de la cristiandad.

El arte renacentista, caracterizado por una representación más realista y humanizada de la figura humana, también influyó en la expresión visual de la identidad cristiana. Pinturas y esculturas religiosas capturaron la devoción y la espiritualidad con una intensidad renovada, proporcionando a los fieles una conexión más íntima con su fe.

Además, el Renacimiento propició un resurgimiento de los estudios bíblicos y teológicos. Figuras como Tomás de Aquino, a pesar de pertenecer a una época anterior, experimentaron un renovado interés y estudio. La fusión de la filosofía aristotélica con la teología cristiana, conocida como la escolástica, encontró un renacimiento intelectual durante este periodo, permitiendo una comprensión más profunda y matizada de la fe.

En resumen, el Renacimiento contribuyó de manera significativa a la construcción de la identidad cristiana europea al integrar los valores clásicos con la tradición cristiana. Esta síntesis cultural no solo enriqueció el conocimiento y la expresión artística, sino que también proporcionó una base sólida para la comprensión de la fe en un contexto más amplio. El Renacimiento no marcó una separación entre lo clásico y lo cristiano, sino que, en cambio, fomentó una armoniosa coexistencia que influyó en la identidad europea durante siglos.

La Construcción de la Identidad Cristiana Europea en el Barroco: Un Esplendor Artístico y Espiritual

El periodo del Barroco, que abarcó aproximadamente desde el siglo XVII hasta mediados del siglo XVIII, fue una época de transformación cultural y espiritual en Europa. Este periodo no solo fue testigo de cambios políticos y sociales, sino que también desempeñó un papel fundamental en la construcción y consolidación de la identidad cristiana en el continente.

El Barroco surgió en un momento de tensiones y conflictos, como la Reforma Protestante y la Contrarreforma católica. Estos movimientos generaron un profundo impacto en la religiosidad europea y contribuyeron a la configuración de la identidad cristiana durante este periodo. La Iglesia católica, en particular, buscó revitalizar su influencia espiritual en respuesta a los desafíos planteados por la Reforma. La amenaza del islam a través del peligro turco, fue desde luego también el motor, en inspiración de Carl Schmitt, de un enemigo frente al que reafirmar y fortalecer la identidad común, como Lepanto o Viena mostraron.

La arquitectura barroca, con su opulencia y teatralidad, se convirtió en un medio crucial para expresar la identidad cristiana. Las iglesias barrocas, con sus detalles ornamentados, la utilización del juego de luces y sombras, y la monumentalidad de sus diseños, buscaban inspirar un sentido de asombro y devoción. La Basílica de San Pedro en Roma, diseñada por Gian Lorenzo Bernini, es un ejemplo destacado de esta arquitectura barroca que pretendía elevar el alma hacia lo divino, pero toda Europa, desde Lisboa a Praga, pasando por Sevilla o Viena, lo muestran.

La pintura y la escultura barrocas también desempeñaron un papel esencial en la construcción de la identidad cristiana. Las obras maestras de artistas como Caravaggio, Zurbarán, Rubens o Velázquez, representaban escenas bíblicas y retratos de santos con una intensidad emocional y realismo que buscaba involucrar directamente a los espectadores en la narrativa religiosa. La escultura barroca, con sus imágenes dramáticas y dinámicas, proporcionaba una representación palpable de la espiritualidad cristiana.

La música barroca, especialmente la música sacra, jugó un papel central en la expresión de la identidad cristiana. Compositores como Bach, Haendel o Monteverdi crearon obras maestras que celebraban la fe y que eran interpretadas en entornos litúrgicos. La ópera, aunque a menudo secular en tema, también incorporaba elementos religiosos y morales, contribuyendo a la riqueza cultural de la identidad cristiana.

La literatura barroca abordaba temas religiosos con una profundidad filosófica y espiritual. Las obras de místicos como Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz exploraban la relación íntima con lo divino, los dramas de un Calderón de la Barca o un Lope de Vega llevaban esa identidad a las gentes comunes, mientras que los tratados teológicos proporcionaban -fray Luis de Granada, auténtico bestseller de su tiempo- una base intelectual para la comprensión de la fe. La poesía barroca, a menudo rica en simbolismo y alusiones bíblicas, también contribuía a la construcción de la identidad cristiana.

El Barroco fue marcado en clave católica profundamente por la Contrarreforma, un esfuerzo de la Iglesia católica para revitalizar y reafirmar su doctrina en respuesta a las críticas de la Reforma protestante. Los papas barrocos, como Inocencio X y Alejandro VII, desempeñaron un papel importante en la promoción de la fe católica y en la construcción de una identidad cristiana unificada.

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El Siglo XIX y la Transformación de la Identidad Cristiana en Europa: Desafíos, Renovación y Evolución Espiritual

El siglo XIX fue una época de profundos cambios en Europa, tanto a nivel social como cultural, hijos de la debacle civilizatoria que fue la Revolución francesas. Estos cambios tuvieron un impacto significativo en la identidad cristiana del continente, generando desafíos, pero también dando lugar a nuevas formas de expresión y renovación espiritual.

El siglo XIX fue testigo de una serie de cambios sociales que desafiaron la posición histórica de la Iglesia en la sociedad europea. El surgimiento de movimientos nacionalistas, la industrialización acelerada y los ideales de la Ilustración influyeron en la percepción de la autoridad religiosa. La secularización ganó terreno, llevando a un declive en la influencia directa de la Iglesia en la esfera pública.

A pesar de los desafíos, el siglo XIX también fue una época de movimientos de reforma dentro de la Iglesia. En la Iglesia Católica, el movimiento de la Restauración Católica buscó revitalizar y fortalecer la posición de la Iglesia frente a los cambios sociales. Este impulso de renovación espiritual se extendió a través de diversas órdenes religiosas y movimientos laicos, marcando un esfuerzo por adaptarse a las demandas de la época, especialmente en el ámbito de la educación, con el nacimiento de multitud de congregaciones religiosas, mayoritariamente femeninas, que llegaron para atender las nuevas situaciones que los nacientes estados liberales eran incapaces de atender.

La renovación espiritual en el siglo XIX se expresó en movimientos como el Movimiento de Oxford en la Iglesia Anglicana y el resurgimiento del catolicismo en varios países europeos. Estos movimientos buscaban revivir la devoción religiosa, profundizar la comprensión teológica y restaurar elementos litúrgicos considerados esenciales para la identidad cristiana, así como la teología y el saber.

En paralelo, se desarrollaron movimientos de despertar religioso, como el Segundo Gran Despertar en América y sus ecos en Europa. Estos movimientos enfatizaron la experiencia personal de la fe, la conversión y la participación activa en la comunidad religiosa. Surgieron nuevas denominaciones y comunidades cristianas que abogaban por una espiritualidad más centrada en la experiencia individual.

El siglo XIX fue también una época de expansión misionera, con un énfasis renovado en la evangelización en el momento del colonialismo africano y asiático, en regiones del mundo no cristianas. Este encuentro cultural y religioso planteó preguntas sobre la diversidad de creencias y tradiciones, contribuyendo a una reflexión más profunda sobre la identidad cristiana en un contexto global.

El siglo XIX presenció también el surgimiento de desarrollos teológicos y filosóficos que influyeron en la comprensión de la fe. Filósofos como Søren Kierkegaard exploraron la relación entre la fe y la razón, mientras que teólogos como Friedrich Schleiermacher abogaron por una interpretación más centrada en la experiencia religiosa. Incluso desde vías críticas con un modelo burgués que se iba imponiendo y que afectaba también al común de los creyentes, como un Leon Bloy, de azote verbal y hondura religiosa, o un Dostoievski con sus novelas existenciales de profunda espiritualidad.

La esclavitud, la industrialización y las desigualdades sociales plantearon desafíos éticos que la identidad cristiana tuvo que enfrentar. Movimientos de justicia social inspirados en principios cristianos emergieron para abordar estas cuestiones, estableciendo conexiones entre la fe y la acción social. Y a la par para hacer frente a los movimientos materialistas de las tres revoluciones: Marx, Nietzsche y Freud, que estaban dando a luz a un mundo nuevo alejado cada vez más de la fe y de los principios cristianos que habían conformado Europa por más de un milenio y medio.

En resumen, el siglo XIX fue un periodo de complejidad y cambio para la identidad cristiana en Europa. Aunque enfrentó desafíos significativos debido a la secularización y cambios sociales, también fue un tiempo de renovación espiritual, reforma y reflexión teológica que sentaron las bases para la diversidad y evolución de la identidad cristiana en el siglo XX y más allá.

El Siglo XX hasta la Segunda Guerra Mundial: Desafíos y Resiliencia en la Identidad Cristiana de Europa

El siglo XX fue testigo de una serie de eventos que impactaron profundamente en la identidad cristiana de Europa. Desde las tensiones geopolíticas hasta los cambios sociales y culturales, este periodo planteó desafíos significativos, pero también evidenció la resiliencia y la persistencia de la fe cristiana en medio de la adversidad.

Ccomenzó con conflictos mundiales y tensiones políticas que tuvieron un impacto directo en la identidad cristiana de Europa. La Primera Guerra Mundial marca realmente el comienzo del siglo y dejó a la sociedad europea marcada por la devastación y la pérdida, y al par abiertos a un cambio tecnológico de tal modo, así Ernst Jünger supo ver bien, que marcaría el siglo siguiente.

Los regímenes totalitarios que surgieron en la década de 1930 presentaron desafíos adicionales para la práctica religiosa, pues varios países europeos sometidos a regímenes absolutos estatalistas como el comunismo soviético o el nazismo en Alemania, buscaron controlar y manipular la expresión religiosa. La persecución religiosa afectó a comunidades cristianas, evidenciando la lucha de la fe frente a ideologías totalitarias que buscaban suprimir cualquier lealtad que no fuera al Estado.

A pesar de los desafíos políticos, el siglo XX también fue testigo de esfuerzos significativos en favor del diálogo interreligioso y el ecumenismo. Movimientos como el Concilio Vaticano II (1962-1965) en la Iglesia Católica y la Conferencia de Edimburgo (1910) en el protestantismo buscaron promover la unidad y comprensión entre las diversas ramas del cristianismo, así como con otras religiones.

El siglo XX presenció desarrollos teológicos importantes que influyeron en la identidad cristiana. Figuras como Chenu, Congar, Schillebeeckx, Karl Barth o Dietrich Bonhoeffer respondieron a los desafíos de la época, reflexionando sobre la relación entre la fe cristiana y la responsabilidad social en un contexto marcado por la guerra y la injusticia.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la Iglesia desempeñó un papel clave en la resistencia contra regímenes totalitarios. En algunos casos, como la resistencia de la Iglesia Católica en Polonia, se convirtió en un faro de esperanza y resistencia contra la opresión. Después de la guerra, la Iglesia también participó en esfuerzos de reconstrucción, buscando restaurar no solo las estructuras físicas, sino también las comunidades y la fe, y como una memoria, especialmente bajo los paises del terror comunista, de la auténtica identidad cristiana europea.

La segunda mitad del siglo XX estuvo marcada por la crisis de la modernidad, donde la fe cristiana se enfrentó a desafíos relacionados con la secularización, la pérdida de la autoridad institucional y la creciente diversidad cultural. Sin embargo, también surgieron movimientos de renovación espiritual que buscaban revitalizar la práctica religiosa en un contexto cambiante.

A pesar de las dificultades, el siglo XX vio el desarrollo de numerosas organizaciones caritativas y sociales basadas en principios cristianos. Desde instituciones benéficas locales hasta organizaciones internacionales, la Iglesia y los cristianos individuales desempeñaron un papel activo en abordar problemas sociales y humanitarios, demostrando un compromiso continuo con los principios cristianos de amor y justicia, que mejor representan el rostro de la identidad europea.

En resumen, el siglo XX hasta la Segunda Guerra Mundial fue un periodo complejo y desafiante para la identidad cristiana de Europa. A pesar de los conflictos y tensiones, la resiliencia de la fe cristiana se manifestó en el diálogo interreligioso, los esfuerzos ecuménicos, el papel activo de la Iglesia en la resistencia y la reconstrucción, y la continua influencia ética y social del cristianismo en la sociedad europea.

 

«Aunque motivadas por una variedad de factores, las Cruzadas reflejaron el compromiso ferviente de Europa con la defensa de la cristiandad y la expansión de sus principios en un contexto de interacción con el mundo islámico y oriental.»

La Segunda Mitad del Siglo XX: Transformaciones y Continuidades en la Identidad Cristiana de Europa

La segunda mitad del siglo XX fue un período de cambios radicales que continuaron influyendo en la identidad cristiana de Europa. Desde el impacto de la Guerra Fría hasta la emergencia de movimientos sociales y culturales, la fe cristiana enfrentó nuevos desafíos y se adaptó a un mundo en constante transformación.

La Guerra Fría dividió a Europa en bloques ideológicos opuestos, y la religión a menudo se vio atrapada en medio de este conflicto. En Europa del Este, el comunismo impuso restricciones significativas a la práctica religiosa, especialmente en países como la antigua Unión Soviética y la Europa del Este controlada por el bloque comunista.

La segunda mitad del siglo XX fue testigo de movimientos de contracultura y cambios sociales significativos que afectaron la percepción de la religión en la sociedad. La Revolución Cultural de la década de 1960, el auge del individualismo y el surgimiento de nuevos paradigmas éticos plantearon desafíos a las estructuras tradicionales, incluida la identidad cristiana.

En la Iglesia Católica, el Concilio Vaticano II, celebrado entre 1962 y 1965, marcó un momento crucial de renovación. El concilio buscó adaptar la Iglesia a los desafíos contemporáneos, promoviendo la apertura al diálogo interreligioso y ecuménico. Estos esfuerzos influyeron en la comprensión de la identidad cristiana en un contexto de creciente pluralismo religioso.

La segunda mitad del siglo XX fue también testigo del surgimiento de movimientos carismáticos dentro del cristianismo, especialmente en la Iglesia Católica y las denominaciones protestantes. Estos movimientos, caracterizados por experiencias espirituales intensas y un énfasis en los dones del Espíritu Santo, buscaron revitalizar la fe y atraer a una nueva generación de creyentes.

Un especial énfasis en la Justicia Social y los Derechos Humanos caracterizan este período, que vio un aumento en la Iglesia católica en especial, pero también las iglesias reformadas, en la justicia social y los derechos humanos. Los líderes religiosos, desde Juan XXIII a Juan Pablo II, abogaron por la defensa de los derechos humanos y la solidaridad con los oprimidos, contribuyendo a la construcción de una identidad cristiana comprometida con la justicia y la dignidad humana.

Los avances tecnológicos, los cambios en la estructura familiar y los debates éticos sobre cuestiones como el aborto, la anticoncepción y la sexualidad plantearon desafíos éticos significativos para la identidad cristiana en la segunda mitad del siglo XX. La Iglesia se vio obligada a abordar estos temas desde una perspectiva ética y teológica, influyendo en la comprensión de la fe en el contexto moderno. Aunque quizás no siempre sabiendo responder del todo.

Y es que a pesar de los esfuerzos de renovación, la segunda mitad del siglo XX también fue testigo de una disminución en la práctica religiosa en algunas regiones de Europa. El secularismo y la influencia de la cultura laica contribuyeron a una disminución en la afiliación a las instituciones religiosas y a un cambio en la dinámica de la identidad cristiana. Los modelos de consumo, tecnológicos, laicos, materialistas -tanto liberales como comunistas- han ido ganando la partida en el olvido de la verdadera identidad cristiana de Europa.

En resumen, la segunda mitad del siglo XX fue un período complejo y dinámico para la identidad cristiana de Europa. La Iglesia se enfrentó a desafíos significativos, pero también respondió a ellos mediante esfuerzos de renovación, diálogo y adaptación a las cambiantes dinámicas sociales y culturales. La identidad cristiana, aunque afectada por las transformaciones de la época, demostró ser resiliente y capaz de intentar adaptarse a los desafíos de un mundo en evolución.

«La pintura y la escultura barrocas también desempeñaron un papel esencial en la construcción de la identidad cristiana. Las obras maestras de artistas como Caravaggio, Zurbarán, Rubens o Velázquez, representaban escenas bíblicas y retratos de santos con una intensidad emocional y realismo que buscaba involucrar directamente a los espectadores en la narrativa religiosa. «

La Identidad Cristiana en la Construcción de la Unión Europea: Entre Diversidad Religiosa y Valores Compartidos

La Unión Europea (UE) ha sido un proyecto que ha buscado la unidad y cooperación entre naciones con una rica diversidad cultural, histórica y religiosa. En este contexto, la identidad cristiana ha desempeñado un papel complejo, ya que la UE ha evolucionado en un entorno caracterizado por la pluralidad religiosa y el compromiso con los valores compartidos.

La historia europea está profundamente arraigada en la tradición cristiana. La influencia del cristianismo ha sido evidente en la formación de instituciones, leyes y valores que han moldeado la civilización europea. Desde el Sacro Imperio Romano Germánico hasta la contribución de pensadores cristianos a la filosofía y la ética, la identidad cristiana ha dejado una huella indeleble en la construcción de Europa.

Los padres de la Unión Europea, Monnet, Robert Schuman, Konrad Adenauer, De Gasperi y Spaak, lo tenían meridianamente claro, incluso más allá de sus propiass convicciones personales. Europa no sería Europa sin el reconocimiento el cuidado de su identidad cristiana.

La ética cristiana ha contribuido a la formulación de principios fundamentales que sustentan la UE. La dignidad humana, la justicia social y la solidaridad, valores cristianos arraigados en la enseñanza bíblica, han sido adoptados como principios rectores en la construcción de una Europa unida y pacífica.

Ciertamente a medida que la UE ha crecido y se ha expandido, la diversidad religiosa se ha vuelto más evidente. El diálogo interreligioso se ha convertido en un componente esencial para promover la comprensión mutua entre diferentes comunidades de fe. A pesar de sus raíces cristianas, la UE reconoce y respeta la pluralidad religiosa como parte integral de su identidad contemporánea. Pero desde luego no se puede dialogar renunciando a quien es uno mismo.

A lo largo de las negociaciones para la formación de la UE, se ha buscado, quizás de una forma excesiva, equilibrar las raíces cristianas con un enfoque secular en la toma de decisiones. Las instituciones europeas han adoptado un enfoque laico, asegurando la separación entre la religión y el gobierno para garantizar la igualdad y la libertad religiosa para todos los ciudadanos, en un movimiento más allá ya de lo pendular, que casi renuncia a ellas.

Movimientos cristianos, como la Comunidad de Taizé, han desempeñado un papel activo en la promoción de la unidad europea y la construcción de puentes entre comunidades. Su compromiso con los valores cristianos de reconciliación y fraternidad ha resonado con la visión de una Europa unida y pacífica. Pero, y he ahí una de las principales enseñanzas que no deberíamos perder, sin renunciar a la propia identidad.

En el siglo XXI, la UE se enfrenta a desafíos relacionados con la diversidad religiosa, el auge del secularismo y la creciente presión de movimientos políticos que buscan resaltar identidades nacionales o identidades marginales y minoritarias. La reflexión sobre la identidad cristiana en este contexto implica encontrar un equilibrio que celebre la herencia cristiana mientras se compromete con un enfoque inclusivo y respetuoso hacia todas las creencias y no creencias, pero sin renunciar a qué ha hecho ser Europa quien es.

En conclusión, la identidad cristiana ha dejado una marca profunda en la construcción de la Unión Europea, influyendo en sus valores éticos fundamentales y contribuyendo a la visión de una Europa unida. Sin embargo, la UE también ha evolucionado para abrazar la diversidad religiosa y garantizar que sus principios reflejen el respeto y la igualdad para todos los ciudadanos, independientemente de sus creencias. La historia y la identidad cristiana continúan siendo elementos significativos en el tejido cultural y ético de la Unión Europea en constante evolución.

por Vicente Niño Orti
Vicente Niño Orti, OP, es fraile dominico. Nacido en Córdoba en 1978, Licenciado en Derecho y en Teología. Director de Area de la Fundación Educativa Santo Domingo.

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