Una misa en la UCI: El testimonio de fe de una religiosa conmueve a miles
2 de julio de 2025

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El pasado 22 de junio, el Padre Murilo, sacerdote redentorista, vivió una de las experiencias más conmovedoras de su ministerio. Celebró la Santa Misa en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de un hospital en Goiânia, Brasil, ante una joven religiosa consagrada que, pese a su situación crítica, ofreció su dolor como una ofrenda a Dios. La historia de la hermana Chiara, una misionera de las Misioneras de la Caridad, ha tocado el corazón de miles de personas por su testimonio de fe inquebrantable frente al sufrimiento. En su cama de hospital, la hermana Chiara se convirtió en un reflejo vivo de la entrega total y de la esperanza que solo se encuentra en Cristo.

«Su sufrimiento transformado en ofrenda es el eco del amor de Cristo que se vive en el dolor con serenidad, fe y esperanza.»

La Misa más especial: un altar improvisado y una fe inmensa
La celebración de la Misa tuvo lugar en un contexto poco convencional: el altar no era más que una cama de hospital, y la catedral, la misma habitación donde la hermana Chiara luchaba por su vida. A pesar de estar inmovilizada del cuello hacia abajo, la joven religiosa vivió este momento como una profunda entrega. El Padre Murilo, al narrar la experiencia, destacó lo único y conmovedor de la ceremonia: «Fue la catedral más hermosa y la asamblea más fervorosa». En ese ambiente de dolor, la hermana Chiara, con su rostro sereno, expresó su fe con una entrega total: “¡Hágase!”, dijo, manifestando su aceptación del sufrimiento como parte del plan divino.

Un accidente que cambió su vida: de misionera a testigo del sufrimiento
El 30 de mayo, un trágico accidente cambió por completo la vida de la hermana Chiara. Junto a tres de sus hermanas, la religiosa viajaba a Uruaçu cuando un automóvil a alta velocidad impactó el vehículo en el que se trasladaban. Mientras que dos de las hermanas sufrieron fracturas menores, la hermana Chiara quedó tetrapléjica, con una parálisis que la dejó inmovilizada de cuello para abajo. A pesar de la gravedad de su situación, Chiara nunca perdió la esperanza ni su fe. Tras dos cirugías delicadas, comenzó un largo camino de rehabilitación, aunque aún no se sabe si su condición podrá revertirse.

El sufrimiento transformado en ofrenda
Lo que más impactó al Padre Murilo no fue solo la situación médica de la hermana Chiara, sino la paz y serenidad que irradiaba su rostro, a pesar de estar atravesando uno de los momentos más difíciles de su vida. «Su cruz ahora es la cama del hospital, su calvario son los largos días de fisioterapia», reflexionó el sacerdote. «Pero su sonrisa revela a Dios. Su rostro demuestra serenidad, fe y esperanza». La hermana Chiara, incluso en su sufrimiento, es un testimonio de cómo el dolor puede ser transformado en ofrenda, un eco del mismo Cristo que abrazó la cruz por amor al mundo.

Un testimonio de fe que inspira a miles
El sacrificio de la hermana Chiara ha tocado a muchas personas, no solo por su valentía física, sino por la profunda espiritualidad que transmite. A pesar de que continúa hospitalizada y su futuro es incierto, su vida es un faro de esperanza. La Misa celebrada en la UCI es un recordatorio de que la fe no tiene fronteras ni limitaciones físicas. La hermana Chiara, desde su cama de hospital, sigue siendo un ejemplo de cómo vivir la fe en los momentos más difíciles.

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