Anunciar el Evangelio
3 de mayo de 2023

Señorío de Cristo y Evangelización

Leemos en los santos Evangelios que Cristo Jesús nos pedía reconocerlo como Señor.

Reconocer Su Señorío nos lleva a cambiar claramente el sentido de nuestras vidas, lo que, a su vez, nos proporciona la verdadera libertad.

No se trata de que nuestro “yo” sea el que determine lo que ha de suceder o lo que debemos hacer y mucho menos lo que deben hacer los demás.

El Señorío de Cristo es un gran misterio, pero nos lleva a proclamar “la Buena Nueva” a todo el mundo, si bien no todos prestan atención a ella.

Reconocer Su Señorío nos lleva a cambiar claramente el sentido de nuestras vidas, lo que, a su vez, nos proporciona la verdadera libertad.

Universalidad de la Evangelización y congruencia del cristiano

Una vez que hemos retransmitido el mensaje de Cristo Jesús – claro y contundente – no podemos ni debernos obsesionarnos en seguir tratando de convencer a los que no quieren escuchar, sino a seguir adelante, orando fervorosamente por aquellos que “tienen oídos y no oyen”.

En cuanto a lo primero, se ha repetido una y otra vez que los Cristianos debemos ser congruentes con lo que predicamos, haciendo que nuestra vida sea un ejemplo y, sobre todo, que esté de acuerdo con lo que anunciamos. De otra forma, ¿quién nos va a creer?

En este sentido, es necesario seguir también el ejemplo de Nuestro Señor. Cada una de Sus acciones y de Sus palabras reflejaba el Plan que Dios tiene para cada uno de nosotros (leamos la Epístola de San Pablo a Timoteo, capítulo 2, versículo 4, para recordar o saber cuál es ese Plan).

En cuanto al segundo elemento, debemos estar conscientes que el “anuncio” debe ser dirigido a personas sencillas o a las culturalmente bien preparadas, quienes apenas han abrazado la fe católica; además de ser dirigido a las que tienen un mínimo conocimiento de ella.

Podríamos mencionar también un tercer aspecto en cuanto al tema que nos ocupa. ¿Qué “herramientas” usamos para difundir la “Buena Nueva”? Desde luego, se puede hacer de manera personal y de hecho hay diversos movimientos que así lo hacen. Si eso no es posible, se pueden aprovechar las diversas plataformas que hay en la Internet y, de hecho, por este conducto se puede llegar a un mayor número de personas, pero en cuanto a esto último, la desventaja es que de manera personal se pueden contestar las preguntas que se hagan o aclarar las dudas que se tenga de parte del que está “a la escucha”. Por medio de la Internet difícilmente se puede conseguir eso.

Sea uno u otro el método utilizado, la invitación es para que propaguemos la Palabra de Dios, la única que nos libera y nos da la paz. ¿Nos animamos?

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