La crisis ecológica desde una perspectiva humanista

La ecología, la lucha contra la contaminación, la protección del medioambiente, la preservación de la naturaleza, se han convertido en prioridades en la agenda de la política y de los medios de comunicación. Y también de la Iglesia. No se trata solo de cuestiones científicas, que también. En estas temáticas subyacen concepciones antropológicas, filosóficas y, por supuesto, religiosas. O si quieren decirlo de otro modo, teológicas.

“La ecología –bien entendida con estos criterios morales y espirituales- apela, por consiguiente, a la trascendencia. Porque nos recuerda que somos criaturas y debemos el ser, a muchos otros seres que nos han precedido. En última instancia, se lo debemos a Dios Creador y padre bueno de toda la Creación”.

La ecología –bien entendida con estos criterios morales y espirituales- apela, por consiguiente, a la trascendencia

Detrás de cualquier concepción ecológica hay una concepción antropológica y, por tanto, teológica. Detrás del cuidado de la creación hay un combate teológico. Por eso es interesante el esfuerzo de poner en evidencia, como dice el Papa Francisco en “Laudato Si´”, la relación entre la doctrina de la creación con determinadas verdades prácticas o morales.

La denuncia de una “ecología idolátrica”, en la medida en que hay determinados movimientos ecológicos que buscan defender con fuerza el mundo natural y no quieren saber nada de su origen trascendente.