Martín Lutero

De él se escribió en una ocasión: “El más grave error de Lutero fue haber visto enferma a la Madre (Iglesia) y en lugar de quedarse a cuidarla y ver si podía sanar, la abandonó”.
En efecto, Martin Lutero fue un monje de la orden de san Agustín que vivió en el siglo XVI y es conocido como “El Padre de la Reforma” (protestante).

Pero, ¿en verdad fue un reformador? Los hechos históricos dan como respuesta un rotundo ¡NO!

Para empezar, Lutero no solamente se separó de la Iglesia católica, sino que la atacó sistemáticamente con un odio tan feroz que apenas puede creerse de un ex sacerdote, fundando su propia “religión” – conocida precisamente como la Iglesia Luterana – aparte de darle otro sentido totalmente diferente a la Palabra de Dios, la Sagrada Biblia, al traducirla para su propia conveniencia al idioma alemán. Lo que más ardientemente se puso a decir es que “solo la fe basta”, base de su doctrina.

Aparte de ello, Lutero se casó con una ex monja llamada Catalina de Bora; es decir, se unió en una relación ilícita con ella.

El Papa León X lo excomulgó y lo separó de la Iglesia Católica por hereje y cismático, declarando en su Bula de excomunión que Lutero se había convertido en “una feroz fiera tratando de devorar la Viña”.

“El más grave error de Lutero fue haber visto enferma a la Madre (Iglesia) y en lugar de quedarse a cuidarla y ver si podía sanar, la abandonó”

Por si fuera poco, Lutero se volvió un intolerante agresor contra cualquiera que no pensara y obrara como él, incluyendo líderes políticos y eclesiásticos (¿suena como la moderna ideología que nos quieren imponer el día de hoy y de lo cual se ha hablado en otros temas?).

Era tal su carácter tan irrespetuoso y soez que Lutero se puso a atacar verbalmente y por escrito a otros “fundadores” de religiones protestantes, Calvino, Knox, Melanchton, para no mencionar a los Papas y a Carlos V, en aquel entonces Emperador de Alemania y, al mismo tiempo, Rey de España (Carlos I).

Es preciso situar en su verdadero contexto la doctrina luterana. El inestable temperamento de este personaje, lleno de una soberbia tal que intentó enmendar la doctrina de Cristo mismo y provocó que se crearan muchos antagonismos entre los mismos “protestantes”, creó más separaciones y rupturas que unidad.

Sucedió entonces que los “reformadores” comenzaron a reformarse unos a otros y empezaron a crear una serie de “iglesias”, falsamente auto proclamándose bíblicas o evangélicas, comenzando en la misma época luterana por Juan Calvino (fundador del calvinismo), Knox (la iglesia escocesa) Zwinglio y el rey de Inglaterra Enrique VIII –  con mayor fuerza su hija Isabel I, tenida con su segunda “esposa” Ana Bolena – fundadora del anglicanismo… y así hasta nuestros días. Actualmente, tan solo en los Estados Unidos, existen más de 30 “iglesias reformadoras”.

Peor aún, después aparecieron las sectas, como iglesia de los Santos de los Últimos Días – los mormones – y los Testigos de Jehovah. Ahora es común que un individuo tome una Biblia, junte a 20 o 30 personas y automáticamente se vuelva un “Pastor”, por lo que existen más de 300 denominaciones de este tipo.

Nada más para no variar, el tema ha sido demasiado corto. Muchísimo más se podría escribir, pero por hoy es suficiente.