Situaciones

Tal vez una de las preguntas que con menos frecuencia nos hacemos se refiere a la actitud que tomamos en la vida. Específicamente nos referimos a la forma como enfrentamos las situaciones que se nos presentan de vez en cuando – con mayor o menor frecuencia. Obviamente, lo que nos debe mantener “en pie” – si se nos permite la expresión – es tener Fe, lo que conlleva a confiar en Dios, sabiendo que Él nos ama, independientemente de seguir siendo pecadores o vivir una vida que le agrada.

Después de ello – o precisamente en base a ello – debemos ver la vida con optimismo. Es entonces que cabe recordar la forma en que alguien se expresó sobre el particular. La idea central es ver un vaso con el agua a la mitad. El optimista ve el vaso medio lleno; el pesimista lo ve medio vacío.

El optimista ve el vaso medio lleno; el pesimista lo ve medio vacío.

Para redondear esta reflexión, cabe escribir sobre una mujer que cierto día se miró con mayor atención en el espejo y al ver que su larga cabellera estaba dividida en tres partes se dijo: Hoy me voy a hacer trenzas. Al día siguiente volvió a mirarse en el espejo y solamente observó que tenía el cabello dividido en dos partes y se dijo: Hoy voy a peinarme con una raya en medio. Al siguiente día vio su cabello con un solo mechón y se dijo: Voy a hacerme una cola de caballo. Finalmente, al siguiente día observó que no tenía nada de cabello y se dijo: Vaya, hoy no tengo la necesidad de peinarme.

El autor de ese relato se refiere específicamente a lo que se decía en un principio: ¿Cómo enfrentamos el diario quehacer humano? Sabemos que en ocasiones atravesamos etapas muy difíciles, con preocupaciones, dolores, tristezas, soledad, abandono. En otras ocasiones nos encontramos que nuestra vida transcurre de cierta forma muy apaciblemente.  La vida se nos puede presentar de una u otra manera. En algunos momentos nosotros provocamos determinadas situaciones que nos dañan o que dañan a otros, pero muchas otras cosas no dependen de nosotros mismos. Sea de una forma o de otra, como se dijo líneas arriba, debemos siempre depositar nuestra confianza en Dios que – es necesario repetirlo – conoce Sus modos y Sus tiempos.