En el cristianismo, el matrimonio se considera una institución sagrada y un compromiso ante Dios. Las parejas se unen en matrimonio con la intención de honrar y glorificar a Dios a través de su relación.

La monogamia y la fidelidad conyugal son valores fundamentales. Se espera que los cónyuges sean fieles el uno al otro y mantengan una relación exclusiva.

Los esposos asumen los roles de líderazgo espiritual, proveedor, cuidados en el hogar y educacion de los hijos en funcion de sus habilidades y posibilidades de comun acuerdo y en armonía.

La oración y la práctica del  culto en familia son prácticas habitual. Se alienta a los miembros de la familia a orar juntos, leer la Biblia y participar en actividades religiosas en el hogar.

Las familias cristianas crian a sus hijos en un entorno que promueve la moralidad y los valores cristianos, como el amor, la compasión, la honestidad, el respeto por los demás la empatia y la caridad.

Las familias cristianas a menudo buscan apoyo y comunidad en su iglesia local. Participar en grupos de estudio, actividades de servicio y eventos de la iglesia puede fortalecer los lazos familiares y espirituales.

Desde siempre existieron configuraciones familiares que no se ajustaban a una madre, un padre y sus hijos. Las familias monoparentales, familias ensambladas o familias donde vivian los abuelos o tios no impedia que se asumieran roles y y responsabilidades para sacar adelante la segun el modelo cristiana. En aras de promover la diversidad y la igualdad de derechos para todas las personas, independientemente de su orientación sexual, identidad de género, estado civil, etc se busca socabar el modelo de familia, que se acusa de «rigida y tradicional».

Las diferentes formas actuales de disolución del matrimonio, como las uniones libres y el «matrimonio a prueba», hasta el pseudo-matrimonio entre personas del mismo sexo, son por el contrario expresiones de una libertad anárquica que se presenta erróneamente como auténtica liberación del hombre. Una pseudo-libertad así se basa en una banalización del cuerpo, que inevitablemente incluye la banalización del hombre.

Está en aumento la importancia del individualismo y la autonomía personal con la quimera de la autorealización, sin proponerse el equilibrio natural que debe exisitir con la necesaria responsabilidad familiar. Esto lleva a un menor énfasis en las obligaciones y responsabilidades familiares, lo que afecta la cohesión y el apoyo entre los miembros de la familia, y en m

La ideología de género niega la realidad biológica del sexo, sugiere que la identidad de género es una construcción cultural y social, lo que niega la realidad biológica del sexo. La ideología de género limita la libertad de expresión y de religión, ya que busca imponer una narrativa única sin permitir la disidencia. Para quienes la siguen, no solo se trata de “respetar” o “tolerar”, hay que aplaudirles, adorarlos y exponer a los hijos a sus aberraciones sin decir nada, porque decir algo es politicamente incorrecto y ademas discriminativo.
La ideología de género socava los valores y la estructura tradicionales de la sociedad cristiana occidental. Quieren borrar las relaciones tradicionales entre hombres y mujeres y debilitar el concepto de familia

Que abordan temas relevantes para la vida familiar, como la crianza de los hijos, la resolución de conflictos y la comunicación efectiva. Estos programas pueden proporcionar consejos prácticos y herramientas para ayudar a las familias a abordar desafíos comunes.

Que reflejan valores positivos como el amor, la empatía, la cooperación y el respeto en contextos familiares. Estas historias  inspiran a las familias a emular estos comportamientos en sus propias vidas.

Programas y documentales que exploran las relaciones familiares, sus desafíos y sus momentos emotivos y ayudan a las personas a comprender y valorar el papel vital de la familia en la sociedad.

Que muestran interacciones positivas entre diferentes generaciones, y promueven una mayor comprensión y aprecio entre abuelos, padres y nietos.

Y muestran la importancia de la comunicación abierta y honesta en la familia pueden alentar a las personas a hablar sobre sus sentimientos y preocupaciones.

La diversidad familiar existe desde que existen las familias, mostrar modelos de familias monoparentales, familias de acogida, familias multigeneracionales o familias que por diversas circunstancias como el fallecimiento de alguno de los conyuges salieron adelante con exito, ayuda a normalizar la diversidad y a crear un ambiente más inclusivo.

Que promuevan la importancia de pasar tiempo de calidad en familia y proporcionen ideas para actividades familiares divertidas y significativas.

Documentales o programas que aborden cuestiones familiares más profundas y fomenten la reflexión y el diálogo en el hogar.

Que inculcan valores en los pequeños.

1. Recibid el sacramento del Matrimonio

Que tantos jóvenes vivan juntos en una unión libre o meramente civil, sin recibir el sacramento del Matrimonio, se ha convertido en “una auténtica plaga”. Pero “el sacramento del Santo Matrimonio, bien recibido y vivido, confiere una gracia sacramental específica para ayudar a los casados a crecer en el amor mutuo, ser fieles uno a otro, abrirse a la vida teniendo hijos, educarlos en el temor de Dios, y amar a Dios y todo lo que Él quiere para nosotros”. Sin el sacramento, el matrimonio es, siguiendo la parábola evangélica, una casa construida sobre arena: “Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande” (Mt 7, 27).

​2. Rezad en familia

El padre Patrick Peyton, el célebre apóstol del Rosario, “lanzó una cruzada por la salvación de la familia” con un lema que recorrió el mundo: “Familia que reza unida, permanece unida”. La oración es “indispensable” para la santificación de la familia.

​3. Frecuentad los sacramentos

“Toda la familia debe vivir su fe católica con la recepción frecuente, ferviente y llena de fe de los sacramentos”, sostiene el Padre Escobita. En particular, deben asistir juntos a misa todos los domingos y comulgar: “Dios es Amor y el Amor de Dios se derramará sobre la familia a través de la Santísima Eucaristía”.

5. Practicad la misericordia y el perdón en el hogar

“Uno de los enemigos más venenosos y perniciosos de la salvación de la familia es el resentimiento. Por desgracia, muchas parejas viven en un estado constante de disputa, lucha, rabia, palabras hirientes, resentimientos y amarguras. Por supuesto, este veneno se extiende a sus hijos”: es como el ácido para el estómago, que forma úlceras. El rencor perfora y destruye la relación entre marido y mujer, y la de toda la familia. “Errar es humano, perdonar es divino”, sentenció el poeta Alexander Pope (1688-1744). Y Escobita añade un consejo: “La clave para perdonar es perdonar enseguida, y acudir a la oración para ganarle la batalla al rencor en cuanto empieza”.

​6. Comunicaos

En muchas familias falta una comunicación sincera, frecuente y fluida: esposo y esposa, padres e hijos, hermanos… Pero no se gana el amor de los hijos comprándoles todo lo que quieren: “¡Es más importante darles tu tiempo que tu dinero!”

7. Comed juntos

“El principal objetivo ha de ser reunir a toda la familia, si es posible todos los días, a la hora de comer”, propone Broom, pero añade una condición: “El gran desafío es que durante la comida (quizá solo media hora, si es posible más) no debe haber aparatos electrónicos sobre la mesa. Ni televisión, ni radio, ni tablet, ni teléfono, ni internet… Para que la familia pueda hablar y escuchar y reírse y disfrutar de la compañía de los demás. ¡Hablad con libertad y escuchad con atención!”

9. Haced que el domingo sea el Día del Señor… y el Día de la Familia

Juan Pablo II, en su carta apostólica Dies Domini sobre la santificación del domingo, insiste en la importancia de redescubrir la importancia de vivir el domingo como Día del Señor, asistiendo a misa y con la oración y la adoración. Pero también insiste en que debe ser el Día de la Familia. ¿Para hacer qué? Broom propone comidas, actividades deportivas, caminatas en la naturaleza, juegos de mesa, ver juntos una película, rezar juntos y visitar a los ancianos y a los enfermos.

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​10. Consagrad la familia a la Virgen María

“¡Consagremos nuestra familia a la Santísima Virgen María, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Madres de todos y cada uno de nosotros y Madre de nuestras familias!”, pide como colofón -lo último pero no lo menos importante- el padre Broom. Con dos aplicaciones prácticas: “Que todos los miembros de la familia lleven el Escapulario como signo de su consagración a María, y que recen el Santo Rosario”.